Llega al Teatro de la Comedia la última propuesta de la temporada, La hija del aire de Calderón de la Barca. Una pieza que supone el debut como director de Mario Gas para la CNTC y la primera vez que la propia compañía la pone en escena.
Una obra compleja y oscura de verso difícil e intrincado que Benjamín Prado ha versionado, respetando la métrica de los casi ocho mil versos que la componen, asumiendo el reto de adaptarlos al espectador del Siglo XXI y eliminando todas esas partes que “despistaban” de la trama central – La función, escrita para el público de la época, con una duración original de casi seis horas, ha quedado reducida a 150 minutos, con descanso incluido, que veremos en La Comedia –
La hija del aire está calificada como una de las piezas mayores de Calderón de la Barca, y en ella conoceremos a Semíramis, interpretado por Marta Poveda, personaje que de alguna manera entronca con el Segismundo de La vida es sueño, ya que como le sucedía a este, al inicio de la función vive recluida por una serie de premoniciones que dicen que su liberación supondrá un hecho devastador para el destino de su pueblo; evidentemente, ella es liberada y el destino se desarrolla según lo vaticinado. La fatalidad y la oscuridad brotan en esta pieza de tintes épicos y mitológicos en la que encontraremos guerras, traiciones, amores y dobles identidades, y que reflexiona sobre el origen de nuestras acciones, qué las genera, de dónde nacen y cómo nos afectan; además de tratar el concepto de destino con la misma contundencia que cualquier gran tragedia clásica.
“Para ser fiel hay que ser infiel” dice Mario Gas sobre los cambios que se han realizado en el libreto, las fusión de personajes, e incluso la eliminación de algunos, y la «actualización» de parte del lenguaje utilizado, hecho que, según el director, ha sido generado para hacer hincapié en que el público entienda la propuesta y pretendiendo aportar una “mirada viva” sobre la pieza; para ello también se ha servido de una puesta en escena en la que combina la escenografía casi operística de Ezio Frigerio y Riccardo Massironi, la presencia de la leona atacando al toro es muy representativa de lo que acontece en la función, y la videoescena de Álvaro Luna, que con sus imágenes juega a plantearnos un paralelismos entre las luchas por el poder, «no solo político», que se dan en el texto con la actualidad, otorgándole cierto aire de atemporalidad que, añadido a «la ferocidad» de su personaje principal, y el ritmo del verso, según contó en la presentación Benjamín Prado, le dan cierto toque de “peli de acción”.
La hija del aire es la obra encargada de cerrar la temporada madrileña de la CNTC y de la que una emocionada, por lo que todo en este estreno supone, Helena Pimenta, comenta “Nos acerca a los abismos de las contradicciones del ser humano”.
José Antonio Alba / @joseaalba
Fotos Lau Ortega