El Fernán Gómez ha estrenado en estos días la versión teatral de Bailar en la oscuridad, mítica película dirigida por Lars Von Trier y protagonizada por Björk. Una historia desgarradora que marcó profundamente a los espectadores y que ahora se lanzan a llevar al teatro Fernando Soto, en la dirección y Fran Calvo, en la adaptación. Un tercer montaje, tras Constelaciones y La casa del lago, que les lleva más allá, atreviéndose con una producción musical con el que se suben a las tablas del escenario de la Sala Guirau.
En esta ocasión la encargada de dar vida a Selma, esta madre soltera e inmigrante, que lucha por su hijo hasta las últimas consecuencias, es Marta Aledo, a la que los seriófilos identificarán enseguida gracias a Vis a Vis. El equipo de Teatro Madrid nos sentamos a charlar con ella y con Fran Calvo sobre este espectáculo que vuelve a encogernos el corazón con su historia.
Teatro Madrid.- Fran, ¿en qué momento se os plantó delante Bailar en la oscuridad?
Fran Calvo.- Jamás hubiera pensado que se pudiera hacer en teatro. En el 2015 cayó en mis manos un libro que había publicado la ONCE con el guion de la película y pensé “si han permitido que haya un guion puede haber posibilidades de hacer una dramaturgia” y a partir de ahí empezamos a contactar con la oficina de Lars Von Trier para ver las posibilidades de llevarlo a cabo. Esto fue hace 3 años y medio, cuando aún estábamos con Constelaciones, y desde entonces hemos pasado por un tobogán de respuestas, de síes de noes.
TM.- Las negociaciones con Von Trier no han tenido que ser fáciles, ¿no?
FC.- Es un genio, pero a nivel personal es un tanto peculiar. Pero yo entiendo que ya ha pasado página y piensa en otros proyectos, además que, desde que se estrenó la peli tiene muy mala relación con Björk, le quitó los derechos de las canciones, de la música y de las letras. Yo creo que todo eso había hecho que Von Trier no se decidiera, pero de repente, en el 2017 llegó una llamada que decía “Lars quiere ir adelante con el proyecto”. Había peticiones de varios países y encargó la dramaturgia a un amigo suyo norteamericano, Patrick Ellsworth, y todo fue mucho más sencillo. Con Patrick hemos tenido dos años de conversaciones a diario sobre los ajustes que he ido haciendo. España es el tercer país que lo estrena, la primera vez en castellano en todo el mundo. La dramaturgia se estrenó el año pasado en Dinamarca y en Alemania.
TM.- Hablas sobre cómo acabaron Björk y Von Trier, la retirada de los derechos de las músicas, algo fundamental si hablamos de un musical, ¿cómo se ha resuelto esto?
FC.- Cada país las ha tenido que hacer localmente. En este caso hemos contado con Tomás Virgos que es un músico soberbio que ha trabajado con Najwa Nimri a quien Fernando dirigió en Drac Pack hace un par de años. El que ha visto la película recuerda que son unas músicas al servicio de la historia, la música que parte de los sonidos de las fábricas, debía tener una temperatura determinada porque la música no es la de un musical de Broadway al uso.
TM.- Iba a decir que habéis ido un paso más allá, pero en realidad os habéis lanzado mucho más lejos con esta producción.
FC.- Ha sido muy bonito. Todos los que nos dedicamos a diario al teatro, sabemos que solo se necesita un espacio vacío, un foco y un espectador y un actor y con eso se puede hacer la historia más maravillosa. Es verdad que este montaje, y por el acuerdo con Von Trier, no se podía hacer despojándolo de todo, tenía que tener una entidad y para eso necesitábamos a los compañeros de viaje adecuados, porque no teníamos las posibilidades económicas ni los recursos materiales para hacerlo. El proyecto estuvo durmiendo tres años, hasta que han aparecido esos compañeros de viaje. Muchas veces es mejor esperar, aunque sea duro, porque se ha pagado un dinero por los derechos y el contador corre, pero hay que pagar el precio y creer que va a llegar el compañero adecuado y en este caso ha sido el Teatro Fernán Gómez que coproduce después de muchos años un espectáculo, ha sido una ayuda fundamental.
Teatro Madrid.- Marta, ¿cómo llegaste tú al proyecto?
Marta Aledo.- ¡Me llamaron estos locos! Yo estaba en mi casa un día, me llamó mi representante y me dijo: “Oye que si quieres estar en Bailar en la oscuridad” y yo: “Fenomenal, ¿cuándo es la prueba? ¿Para cuál de las amigas?” y me dice “No, es para la ciega” y yo: “Creo que no porque escogerán a una cantante” Así que llamó otra vez y me dijo “No, no, es para hacer de Selma”. Y casi me dio un ataque epiléptico en mi cocina (Entre risas y exagerando el tono de histeria) Mi novio me hizo una intervención “¡Tú puedes! ¡¡Venga!!” y yo “¡¡No!! ¡Si no me conocen estos insensatos!” y él: “¡¡Que sí!!” y dije “¡Venga, pues vale!” Así que al final me reuní con ellos y lo tenían muy claro, estaban a tope de energía y era contagioso, así que me subí al tren. Pensé «Si ellos lo tienen tan claro, ¡yo al lío!»
TM.- Trabajar un musical, tiene otras técnicas, otros códigos
FC.- Es salir de nuestro hábitat habitual. Estamos acostumbrados a trabajar texto y es un reto adicional cantar y bailar en siete u ocho números. Hemos trabajado con Verónica Ronda como coach vocal. Intentando parecernos en una milésima parte a lo que hacen en la película, y con Zoe Sepúlveda en las coreografías. No somos cantantes ni bailarines, pero defendemos con una energía determinada los sueños de Selma. Lo que se pretende es que se vea con toda humildad un elenco de actores en una compañía amateur como es en la que está Selma.
Es curioso porque tenemos a Álvaro de Juana que es el más joven, tiene 16 años, y es el que más experiencia tiene. Hizo El Rey León cuando tenía 11 o 12 años y en Billy Elliot entró con 13. Y baila y canta que es una maravilla. Es el más joven y es el que nos inyecta esa adrenalina.
MA.- Yo no me he sentido haciendo algo especialmente distinto. Hay veces que hay textos que son endiablados también y momentos físicos en teatro que son un infierno, o sea es que con un baile y una estructura es casi más sencillo, solo hay que aprendérsela y encontrar la energía y con las canciones igual. En el fondo es todo igual, es el tener las herramientas, lo que pasa es que hay que vencer muchos miedos, muchas dificultades que no estamos acostumbrados. Las dificultades de los textos, del verso, ya sabemos cuáles son, las dificultades de cantar pues hay que aprenderlas. En el fondo se trabaja desde el mismo lugar, desde contar la historia, de conectarse con cosas, de vencer miedos. Es un complemento.
TM.- Es cierto que muchas veces no tenemos en la cabeza al intérprete español con esa imagen de actor que canta, baila y actúa.
FC.- Hay una costumbre de etiquetar todo: Esto es musical. Esto es comedia. Esto es drama ¡Puede ser todo! En realidad es una obra de teatro. Lo importante en este caso era que los números musicales, las músicas, estuvieran al servicio de la historia. Es decir, que no hay que cantar perfectamente, hay que trabajarlo desde un sitio emocional, contando la historia, pero cantada en lugar de recitarla. Trabajarlo desde ahí para estar al servicio de la historia, cada canción está ahí por algo y apoya y suma en ese sueño de Selma. Y desde ahí es desde pretendemos que se entienda.
TM.- Marta, supongo que hacer Bailar en la oscuridad con músicas y canciones nuevas es un arma de doble filo, ¿no?
MA.- Es maravilloso que sea una nueva banda sonora. Tomás ha hecho una música que tiene la misma esencia, toda la música viene del sonido real de la vida. Él tiene otro imaginario y tiene otro corazón y lo está haciendo desde otro lugar. Mi personaje viene desde un sitio muy reconocible, pero soy otra señora, me pasan las mismas cosas que en la peli, pero con otra vivencia. Lo cuento distinto.
TM.- Al ser las canciones de creación propia y no tener un precedente que pese, como sería el caso si se hubieran utilizado las canciones de Björk, ¿no existe un poco el sentimiento de pertenencia? Estas canciones, esta Selma, son así porque así la has creado tú y eso ya queda, ¿no?
MA.- Yo siento que Selma en verdad es Fernando Soto. Estamos todos en su sueño. Es él el que tiene la visión.
TM.- ¿No teméis las miradas críticas y las comparaciones con la película?
FC.- Creo que ese espíritu crítico está siempre. Habrá gente que le guste más la película. Para mí la película es inigualable e incomparable, pero hay que verlo como una adaptación. Creo que Fernando es un director que tiene muy buen olfato a la hora de coger una película trasladarla al teatro, manteniendo su esencia, obviamente, y respetando la película.
MA.- La peli es tan maravillosa, nos vienen muy bien a todos que esté hecha, para verla y para decir “¡Ojo! que va por ahí”
TM.- ¿Qué diferencias hay entre la película y la adaptación teatral?
FC.- La narración es distinta, está contada en primero en primera persona por Selma, a diferencia de la película, que ocurre todo de forma lineal. En la dramaturgia no es así. Selma va contando a público todo lo que ha pasado, su vía crucis particular, rompiendo y entrando en las escenas.
Es complicado porque todas las escenas están comenzadas, no hay un arco al uso, estamos al servicio de Selma y su narración, de cómo va contando mediante flashbacks la obra. Hay un trabajo que hacer previamente, antes de salir, de imaginarte las escenas de manera lineal para que, cuando toque tu momento, puedas llegar en el raccord emocional adecuado.
TM.- Marta, tú eres madre, ¿cómo es para ti enfrentarte a este papel?
MA.- Lo entiendo de otra manera. Cuando vi la película tenía 20 años y me tocaba otra cosa, yo estaba muy tocada con el tema de la pena de muerte, la muerte de la música, la muerte en sí. Todo eso me dejó hecha polvo y no me he atrevido a verla sola en casa nunca más. Pero ahora que soy madre veo otra peli, la peli de ahora es menos dolorosa porque las madres tenemos una cosa y es que el drama es otro, el drama no es morir nosotras, el drama es que nuestro cachorro no esté bien.
FC.- ¿Quién no empatiza con esta Selma? Tengas hijos o no, este viaje que hace una madre por su hijo es increíble y yo lo comparo muchas veces con los textos de Wajdi Mouawad. Es un viaje de una heroína hacia el sacrificio o en la búsqueda de una identidad. Fernando lo llama “El buenísmo de Selma” ¿Hasta qué punto sacrifica ella su vida por mantener una promesa?. A mí me gustaría que a todos nos quisieran como Selma quiere a su hijo.
TM.- El personaje posee unos principios inamovibles y piensas, ¿realmente merece la pena ser así y llegar a ese extremo?
FC.- Claro, es una persona que vive en una burbuja fantástica, es una idealista, una artista de una sensibilidad especial y es una persona dispuesta a trabajar en la fábrica porque tiene que cobrar un dinero con un fin, pero su válvula de escape es el arte, los musicales son su vida. ¿Quién no ha estado trabajando en una oficina y cuando te cae la charla de tu jefe no te evades? Ese es el viaje que se pega. Cuando estás metido en la vorágine del día, no te preocupas quien cae al lado, tú sigues, pero Selma tiene otro tempo y vive en otra situación paralela donde se preocupa, es hipersensible y esa sensibilidad y esa ética le hacen sufrir mucho.
TM.- Selma se evade y vive en un musical, se marcha a su mundo onírico, ¿cuáles son esos mundos oníricos a los que vosotros os marcháis cuando las cosas se ponen feas?
MA.- Ellos cantan la canción de Sonrisas y Lágrimas que dice que cuando ya estás mal hay que recordar las cosas que te hacen feliz y el miedo por si solo se va. Eso es algo que hago cuando tengo mucho miedo, recuerdo las cosas que, literalmente, me hacen feliz y el miedo por fin se va. Esta es mi vía de escape, recordar todas las cosas que están bien y decir “Tranquila, todo va a salir bien” Soy muy Selma, la verdad ¡No me pongo a cantar pero por poco! (Risas)
TM.- Yo creo que todos vivimos un poco en un musical, ¿no?
FC.- ¡Y el que no lo haga, no sabe lo que se está perdiendo! En mi caso, mi refugio es la música. Creo que la música marca la banda sonora de todo el mundo, de cada momento y te mueve de una manera especial. Para mí que no tengo hijos como Marta o como otros compañeros, para mí mi perro es el ser más puro de amor. Sales hecho una mierda de un mal ensayo, mosqueado, estás enfadado contigo mismo y llegas a casa y te recibe dándote lametones como diciéndote “Tranquilo, estoy aquí hacerte feliz y salir de paseo” Eso es el amor pleno. Imagino que con mi hijo eso es mucho más, pero es verdad que conectar con esas cosas que están en nuestro perímetro de acción, pero fuera de nuestro trabajo directo para poder desconectar y ser felices y volver a meterte en el drama.
TM.- Hablamos del amor, pero el amor del que se habla en la función es tremendamente doloroso. Como actores, ¿cómo se gestiona entrar en ese terreno todos los días?
FC.- Lo más bonito que hace Marta, y es digno de admiración, es cómo se mete todos los días en la piel de esta mujer, sale desgarrada y se va feliz, con su mochila a casa, a ver a su familia, a su niño y al día siguiente viene feliz, con una sonrisa. Es la mejor batería, la mejor recarga de energía, venir con esa felicidad para meterte en un drama sin que te cause daño. Al final lo que nos mueve a todos es el amor por nuestra gente querida, por tus animales, por tu profesión, por lo que sea. El amor es lo que nos mueve en definitiva.
MA.- ¡Es mucho más Selma Fran que cualquiera! (Risas) Lo estamos haciendo muy desde el amor, la base de esta obra es el amor, a la vida, a la música, a la justicia, a los buenos valores… ¡Al perro de Fran!… Es ese tipo de energía, lo que pasa que la vida a veces es un mierda y pasan cosas horrorosas, pero incluso cuando Selma se está muriendo, yo no estoy sola, tengo gente a mi alrededor que me cantan y me dicen cosas bonitas. Es muy jodido lo que pasa, pero es muy bonito, por eso me voy en paz a casa.
Texto y fotos José A. Alba / @joseaalba
Me ha encantado !!. Diferente , personal , intimista , te engancha desde el principio.Un aplauso para todos los q la han hecho posible.