Medea, madre, esposa, pero sobre todo asesina. Una mala mujer. Durante años, es la figura reduccionista que ha residido en el imaginario mayoritario de aquellos que se han acercado a este personaje engendrado por Eurípides. Y ahora, sin embargo, en el Teatro Real, vemos una perspectiva diferente, más amplia, de esta imponente obra. ¿Creías saberlo todo sobre Medea? Aquí te desgranamos 3 aspectos de esta obra que no te dejarán indiferente:
1. Mala Mujer
Como la canción que abandera C. Tangana, Medea ha sido tratada como una mala mujer. Será complicado seguir leyendo este artículo sin que te resuenen los acordes de esta famosa canción -que Cherubini me perdone-, pero vamos allá.
Intentaremos ampliar el foco para acercarnos a los personajes satélites que rodean a este complejo personaje para introducir su historia. Medea se enamora de Jasón y le entrega el vellocino de oro, símbolo máximo del poder. Para conseguirlo, traiciona a su padre, asesina a su hermano y abandona su patria. Ahí es ná.
Junto a Jasón, engendra dos hijos. Y, ¿cómo es Jasón? Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real, lo describe así: “Jasón, su marido, es un traidor, infiel, un depredador que roba cuanto encuentra”. Vamos, una relación tóxica en toda regla, pero espera, que sigue.
«Tradicionalmente, la trama de esta ópera y su significado se han interpretado desde la óptica de Jasón, desde el heteropatriarcado»
Jasón abandona a Medea para casarse con Dircé, hija del rey Creonte. Adentrémonos, ahora, en las personalidades de estos dos personajes secundarios. Según Matabosch: “El rey Creonte es autoritario, fatuo, cegado por su propio orgullo”. Este tirano se compromete con Jasón a proteger sus hijos de la furia de Medea. “Su hija, la pobre Dircé, es tan sumisa como se supone que debían ser las mujeres en los siglos XVII y XVIII.”
El director de escena Paco Azorín, nos recuerda este tratamiento conservador que se ha dado sobre el personaje de Medea “Tradicionalmente, la trama de esta ópera y su significado se han interpretado desde la óptica de Jasón, desde el heteropatriarcado. Así pues, una madre enloquecida asesinaba a sus hijos como método de tortura para el padre.” Por suerte, en la actualidad, podemos valorar que la historia es más compleja.
2. Los niños, los grandes olvidados
El cartel es muy diferente a versiones anteriores de esta obra: dos niños, de espaldas, mirando al vellocino de oro. Pero ¿dónde está Medea? De ahí que esta visión de la obra sea especialmente fascinante.
Históricamente, han sido representados como bebés pero según los escritos mitológicos, los hijos de la pareja eran adolescentes cuando fueron asesinados.
Y he aquí, el eje central de la cuestión que plantea esta obra y que había pasado de puntillas hasta ahora. Según palabras de Matabosch: “Late en la obra, más allá del espanto del asesinato de unos niños, el juego perverso que desarrollan a veces algunos padres que tienen entre ellos pleitos desesperados, cuando se sirven de los hijos para herir al otro cónyuge”.
Esta obra propone una lectura descarnada y actual de Medea, retratando el terror en el que viven los hijos de Medea y Jasón, víctimas silenciosas del odio, venganza y luchas de poder de sus padres. Los niños se convierten así en el foco de las miradas ya desde el inicio de la obra, mientras el resto de la escena aún está en penumbra.
3. Un desafío musical
Cherubini pretendía hacer una ópera enteramente cantada pero al carecer de apoyo financiero, tuvo que adaptarla incluyendo extensas partes habladas. La partitura se estrena en 1797 en París y desde entonces se han hecho diez versiones. La versión de Franz Paul Lahner con una partitura de aires wagnerianos consagró el talento de Maria Callas como Medea.
«Debes absorber esta ópera, es un ejercicio muscular. Un viaje dentro de tu cuerpo.”
Alan Curtis concibe una versión de Medea inédita hasta hoy, íntegramente cantada, como deseaba Cherubini. Y es Ivor Bolton, como director musical, quien la estrena en el Real.
Tres grandes sopranos asumen el reto: María Agresta, Saioa Hernández y María Pia Piscitelli. La complejidad vocal requiere un dominio que pasa de agudos a graves con mucha agilidad. Según palabras de Agresta “Debes absorber esta ópera, es un ejercicio muscular. Un viaje dentro de tu cuerpo.”
Eurípides ahondó en el alma humana, Querubini la dotó de una arquitectura musical. Es una obra exquisita que sólo tendrá 11 funciones en el Teatro Real y que, sin duda, no te dejará indiferente.
Recuerda que: para el público de hasta 35 años el precio oscila entre 20 y 30 euros, gracias al proyecto “El Real Joven”.
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