Miguel Del Arco recupera para el teatro el gusto por el ‘Érase una vez…’ con ‘Ilusiones’.

José Antonio Alba

Dice Miguel del Arco que esta temporada no tenía previsto dirigir nada, “el año pasado me pasó como una apisonadora”, pero Ilusiones de Ivan Viripaev, punta de lanza de la dramaturgia rusa contemporánea, cayó en sus manos y como él mismo nos contaba en la presentación a medios «Me atropelló el texto», así que no tuvo más remedio que cambiar de idea.

Ilusiones es un viaje contado desde el final, dos matrimonios octogenarios vuelven sus miradas hacia el pasado para contarnos sus vidas y, según nos desvela Miguel del Arcoa base de fragmentos de su historia, completar el mosaico de la vida de estas cuatro personas”. Un intento por recuperar para el teatro el placer de la narración, por contar historias, ”somos relato y lo que vamos relatando, nos va relatando a su vez” comenta Del Arco, haciendo de este montaje un intento por lograr que el público se involucre a través de la escucha activa y sea su propia cabeza la que organice los fragmentos que los cuatro narradores van mostrándonos. “Es una función narrativa, compuesta de relatos, donde la cuarta pared es fulminada desde el inicio. La forma de contarlos dice mucho de ellos”.

El reparto de Ilusiones lo componen Marta Etura, Daniel Grao, Verónica Ronda y Alejandro Jato, cuatro nuevos nombres que añadir al universo Kamikaze que, además de vestir la piel de los narradores, tienen el reto de transformarse en los personajes de los que hablan, sin tener en cuenta la edad ni el género, algo que les ha supuesto un desafío y la oportunidad de experimentar dentro del proceso creativo de esta historia existencialista.

Jugar es una palabra que se repite una y otra vez cuando el equipo habla de Ilusiones; el jugar a utilizar las diferentes maneras de narrar Viripaev, dentro de la sencillez de su forma de plantear la historia, lo complica con cargas de profundidad enormes” o la forma de jugar de los actores a salir y entrar de los personajes, confirmándose y desmintiéndose a lo largo de unos monólogos cargados de ironía y humor, que rondan continuamente la muerte y que, sin embargo, “son una celebración, un canto a la vida”. Monólogos que según el Del Arco “Pulverizan la sensación de soledad porque la función la hacen los cuatro, aunque sea uno el encargado, en ese momento, de construir”, e incluso haciendo que el propio teatro y la palabra, como convenciones, reten al espectador a jugar dar forma a estas cuatro vidas a partir de las claves de sus narraciones.

Ilusiones es esta producción que, voluntaria o involuntariamente, ha hecho que la compañía echara la vista atrás, a sus propios orígenes, tanto en su esencia. Del Arco recuerda la intervención que el personaje de Israel Elejalde con la que decía al de Cristobal Suárez en La función por hacer “Al pensar en aquel que eras y que ya no serás jamás, ¿no sientes como el suelo se abre a tus pies, al pensar que todo lo que tú eres hoy está destinado a convertirse mañana en una pura ilusión?” y que, de alguna manera, ha supuesto la base desde la que se ha construído este espectáculo. Hasta la escenografía de Eduardo Moreno que ha resultado de reciclar elementos procedentes de anteriores espectáculos y con la que Del Arco, entre bromas, nos invita a jugar a “adivinar cuántas funciones Kamikaze caben en este montaje”. Ilusiones, según su director, es uno de los espectáculos más barrocos de su carrera debido a este ejercicio de aprovechamiento que ha llenado de elementos la escena y que, entre risas, nos confiesa que hacerlo de esta manera ha sido necesario para poder afrontar, con calidad y el mínimo presupuesto, esta producción que ahora llega al Pavón Teatro Kamikaze fascinando a quien ya se ha dejado atrapar por estos cuatro ‘Cuentacuentos’.

Texto José Antonio Alba

Fotos Vanessa Rabade

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