Pilar G. Almansa es directora, dramaturga y uno de los nombres fundamentales del panorama teatral madrileño. Ahora puedes ver en cartel dos trabajos suyos: Cama y Mauthausen, dos obras tan dispares como la realidad que muestran.
Esta entrevista no empieza hablando de teatro, empieza recordando a Pedro Sorela, el hombre al que debemos Pilar G. Almansa y yo nuestra pasión por escribir.
Este maestro de la Facultad de Periodismo de UCM era un hombre que enseñaba el rigor y la disciplina que Pilar lleva a sus proceso creativos, sobre un escenario y fuera de él. Y también el que le provoca lágrimas en una charla que tenía que versar del teatro, de Cama (Teatros Luchana) y de Mauthausen. La voz de mi abuelo (Nave 73).
Y sí, después de recordar por casualidad a nuestro mentor, hablamos de artes escénicas.
Pilar G. Almansa es directora, dramaturga, profesora… y permitidme añadir: pensadora. Piensa, razona y te lo cuenta de una manera tan didáctica que solo puedes esperar que suene la campana y salir de la clase improvisada.
Una cafetería abarrotada de Lavapiés es testigo de sus dibujos en mi cuaderno para explicar la situación actual del teatro y el ciclo de vida de toda imagen artística: innovación, convención, cliché y parodia. “Este ciclo lo revela el teórico americano Bert O. States y yo le añado al principio la fase de experimentación”.
Con el esquema asimilado, cambiamos de tema. Pilar afirma que no se esfuerza por estar en sus textos, porque sabe que estará. Mucha gente le pregunta cuánta biografía hay en obras como Cama. Y ella responde. “Cama no nace de una necesidad de contar mi vida, de mostrarme. Brotó, sin más, a partir de la escena central”. Poesía, verso, relaciones, desnudo y conflicto. Eso se lleva el espectador en su saco, y Pilar disfruta de los debates que asaltan al público tras el aplauso.
Cada persona se queda con un pedazo de la obra: con él, con ella, con el feminismo, con la complejidad de los personajes, con los motivos del fin. Termina Cama y empiezan los bandos, y Almansa sabe que eso es una forma de éxito.
¿Para qué debería servir el teatro? fue la pregunta estrella de la conversación, el gran tema que nos tuvo divagando el mayor número de minutos. El teatro debe ser espectáculo. Pero, ¿qué es el espectáculo? No lo sabemos. “Como ciudadanos desconocemos las reglas del espectáculo. Para mí el espectáculo es la configuración de mensajes explícitos e implícitos a través de una multiplicidad de códigos, lo lingüístico y no lingüístico”. Y remata su definición siendo tajante: “Para mí en la sociedad del espectáculo saber de teatro es imprescindible para ser ciudadano. No es algo romántico, es algo pragmático”.
Volvemos a sus etiquetas. ¿Cuál de los roles profesionales le cuesta más desarrollar? “El papel de directora, sin duda. Pero no por ser mujer, sino por el hecho de dirigir”. Pilar reflexiona sobre la incapacidad de director y dramaturgo de convivir juntos al mismo nivel de importancia. “La dirección es un trabajo invisible. Es el trabajo que menos valora el público, y si una obra funciona, es porque hay buena dirección. No creo que una obra funcione a pesar del director.”
Mauthausen, una obra que relata con humor el drama de los campos de exterminio nazis, le llegó a través de Inma González, la actriz protagonista y nieta de Manuel, superviviente del campo de concentración. Esta historia que Pilar G. Almansa escribe y dirige tiene el alma y la capacidad de pellizco que busca en trabajos que no han nacido de ella. “Si el material y las personas involucradas me interesan, me meto de lleno en el proyecto”.
Le pido a Pilar que me explique su rol de directora y el de dramaturga. ¿Se parecen? ¿Cuál la define mejor? Y responde de manera muy gráfica: “El director trabaja hacia afuera; el escritor, hacia adentro”. Y ella domina los dos juegos.
Para despedirnos, Pilar deja claro -con un brillo nostálgico que se despierta con la palabra “teatro”- qué quiere conseguir cuando pone un trabajo frente al público. “A mi lo que me importa es que al espectador le pase algo, independientemente de qué. Quiero que quien venga a ver una función vaya a otra persona y le diga que tiene que ir a verla porque lo que le ha pasado es una experiencia.”
El teatro como experiencia. Si pasa algo, eso es éxito. Y firmo su conclusión.
Pilar se ha ganado mi respeto, por el amor arrebatado que le demuestra al teatro, con sus dosis de enfado y entrega irracional, y por ser una persona sin miedo a emocionarse ante un desconocido, yo, en este caso.
Y la emoción que puso sobre la mesa, innata, espontánea y justificada, está siempre en el escenario que invade. Es inevitable: todos estamos en lo que escribimos.
Texto Iduna Ruiz