‘Taller de corazones’, un musical contra los males del corazón

José Antonio Alba

Matías es un singular artesano que guarda un secreto. Su trabajo nada tiene que ver con el de un cardiólogo y su taller tampoco se parece a ningún quirófano. Sin embargo, Matías intenta curar los daños emocionales, calentando corazones helados con una estufa de leña, remendando corazones rotos con agujas de plata y ajustando la hora de corazones que atrasan, con unas pinzas para el olvido. Este es el argumento de Taller de corazones, un musical protagonizado por Naím Thomas y Anabel García, que podremos ver del 17 al 30 de septiembre en Teatros Luchana.

Georgina Cort es la directora del espectáculo, y además, la responsable de adaptar el cuento del mismo título de Arturo Abad y Gabriel Pacheco. “Cuando leí el cuento me pareció que no era un texto para niños, ya que trata temas como la muerte o el amor, aunque, también es verdad que, al narrarlo de una manera mágica y distinta, lo hace apto para todos los públicos”, comenta Georgina.

Para los “males del corazón” Arturo Abad propone una artesanía maravillosa y juega con la posibilidad de que los daños emocionales puedan tener tan fácil remedio, como un dobladillo descosido o un tacón roto. Tanto a Georgina como a Josep Ferrer, compositor y responsable de la dirección musical, les atrajo desde un principio esa mezcla de realidad y ficción, donde los sentimientos adquieren una especial dimensión. “Es un relato de fantasía que habla de sentimientos, de cosas humanas, y esto fue lo que nos cautivó a la hora de embarcarnos en este proyecto”, apunta Ferrer.

Naím Thomas y Anabel García encarnan a Matías y Beatriz, personajes dibujados por Gabriel Pacheco y a los que el propio ilustrador ve como “dos opuestos que se persiguen infinitamente”. Por ello, en sus ilustraciones, es Matías quien sale al encuentro de Beatriz cada primavera, en un juego incesante enhebrado por el hilo del tiempo. “Lo que lo envuelve de magia también es esa estética fantástica, neogótica y oscura que recuerda en ocasiones al imaginario de Tim Burton dice Naím Thomas. Pero, sobre todo, “esa dualidad entre fantasía y naturalidad a la hora de contar la historia, que es lo que lo hace tan interesante y lo que, a mí, personalmente, me enamoró del proyecto”.

Aunque se trata de un musical de pequeño formato, el espectáculo cuenta con música en directo de piano y chelo que, no solo acompañan a los personajes principales, sino que interactúan en el escenario como si fueran dos personajes más. “Es un tipo de proyecto que, tanto en lo visual, como en lo íntimo, en lo artístico y en lo profundo, se explica mejor con la música en directo” señala Josep Ferrer, “y, en ese sentido, se aleja un poco del musical convencional ya que, en ocasiones, la música no se adapta a lo que está pasando en escena sino que son los personajes principales y sus acciones los que se adaptan a la música que está sonando en ese momento”.

Este fantástico taller de corazones, y sus protagonistas, sólo podían haber cobrado vida en la imaginación de Gabriel Pacheco. El ilustrador mexicano juega de manera intencionada con dos colores asociados al corazón: el rojo de la sangre y el azul de las venas que la bombea hacia este órgano. “Las ilustraciones fueron nuestro punto de partida casi, no solo porque hablan mucho por sí mismas, sino porque, además, cuentan cosas que no están en el texto. Por esa razón, a la hora de adaptarlo, me basé mucho en ellas” dice Georgina. La escenografía, realizada por Pelayo Fernández, también está inspirada en ellas, “lo que nos llevó a estar en contacto con Pacheco y Abad durante todo el proceso de gestación de este musical”.

Cuando llega la noche y el silencio inunda la ciudad, del taller de corazones surgen misteriosos sonidos, porque… Matías tiene un secreto. Un secreto que nos revela la generosidad sin límite y la capacidad de sacrificio del que ama verdaderamente.

Telón lento… y final.

Texto Juan Mairena / @Mairena_Juan

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