Este es un espectáculo que pretende remover conciencias, un texto que se pasea por la provocación más descarnada, el panfleto reaccionario y el tratado filosófico o político. Está planteado como un monólogo que se dirige a un interlocutor imaginario, posiblemente un promotor cultural, un programador, un político o alguien de esta especie. Y el que habla es el artista, en este caso concreto una dramaturga… a pesar de que podría haber sido una actriz, una cantante, una pintora. Estamos delante, pues, del eterno debate sobre la función del arte y de la responsabilidad del artista ante el mundo. Es un tema que hemos visto otras veces, pero aquí todo es radical, extremo, como si el diálogo hubiera acabado y ya […]