Esta obra que llegó a los escenarios después de haber probado suerte en azoteas o casas particulares. Esta fórmula da un aire fresco y más espontáneo a la dramaturgia, pero también hay que decir que a menudo acusa de ciertos males: construcción irregular de las escenas y del ritmo, momentos alargados en exceso, determinadas concesiones al público, etc. Sea como fuere, ojalá que estos males estuvieran en la mayoría de comedias que se estrenan en nuestro país, puesto que en el caso de Animales de compañía nos encontramos con momentos extraordinarios, una comicidad a prueba de bombas y una efectividad que no para de llenar butacas. Es cierto que se quiere hablar de demasiados temas y que quizás los acontecimientos […]