Un escenario rodeado por trabajitos de encaje, típico de casa de la abuela, dos maletas, espumillón y dos actrices que se salen. Es todo lo que el capitán-director de este crucero, José Troncoso, utiliza para crear una obra ácida, amarga. Con sus raíces profundamente ancladas en la realidad actual esta obra nos presenta dos princesas grotescas, pero humanas; sin corazón, pero con cierta ternura. Las cosas en esta obra no son blancas o negras, hay grises; y los personajes son de distintos tonos de gris. Son personajes que viven en una realidad amarga, pero que responden mal a esa realidad haciéndola aún más amarga. El hecho de que la obra sea una comedia la acerca más al gran público que […]
Javier Fernández-Lasquetty Martín
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