Mi padre era un gran coleccionista de navajas. Le encantaban de todo tipo, tamaño y antigüedad. Acumuló durante su vida miles de ellas y disfrutaba enormemente del momento de la «caza», ese arte de comprar algo aparentando el menor interés posible para que el precio no se disparara. Cuando falleció, sus herederos decidimos deshacer y vender su colección, aunque al hacerlo, sentimos que volvíamos a perder un trocito de su alma. En esa tesitura nos pone este texto de Juan Mayorga, en el que Héctor y Berna, tras una vida acumulando diversos objetos para formar LA COLECCIÓN, deciden buscar un heredero digno de continuar con su legado antes que venderla por piezas al mejor postor. Toda su vida ha girado […]