Chest Press

MEMENTO MORI Y EL ESFUERZO FÍSICO DEL OFF

Desde el principio de los tiempos hemos tenido conciencia de la muerte. Es algo que los seres humanos nos hace únicos, además del lenguaje. Y a través de éste, inventamos los mitos que permanecen en nuestros días y de esta manera nació la cultura. Nuestra sociedad está construida en base a la mitología judeocristiana, por mucho que se quiera negar. El pensamiento de Jesús y la poesía bíblica han influido en nuestras relaciones y configuran el pensamiento occidental. La Nomai lo ha sabido articular con nuestra contemporaneidad, poniéndolo en relación a la cultura gym que se ha expandido con el culto al individuo y al “si quieres, puedes”.

CHEST PRESS es un ritual que busca la unión con una parte esencial de nosotros mismos, que ese es el significado literal de “religión”. Un ritual dirigido y escrito por Mattis G. de la Fuente, donde ha partido de varios materiales para configurar esta experiencia teatral. Esta la define como un proyecto de investigación escénica que parte de la Biblia y el gimnasio para hablar el esfuerzo físico, el sacrificio y la muerte como conceptos que determinan qué somos, qué podríamos llegar a ser, qué no seremos jamás y qué dejaremos de ser cuando dejemos de ser. Es un trabajo en el que ha investigado con los intérpretes integrantes de la compañía y generado imágenes a lo largo de unos meses. Se representó por primera vez en abril en 2022 en exlímite, volviendo en diciembre con un elenco diferente al original, pero manteniendo el espectáculo entero. Vuelven este mes dando el salto fuera del circuito off en el Teatro Quique San Francisco.

El dramaturgo es el sacerdote que coordina y pone palabras en la ceremonia. Esto último de manera literal, pues al fondo hay varias telas de color blanco donde se hacen 2 proyecciones verticales, replicando el formato de las tablas de los 10 Mandamientos. En una de ellas vemos cómo Mattis escribe palabras en directo, donde proyecta sus deseos como creador con la pieza, donde vuelca su proceso, con las inseguridades y miedos que puede tener un Dios ante su creación. Expresa pensamiento con los que todos podemos relacionarnos, con humildad, generosidad y sin tomarse demasiado en serio a sí mismo. En varias ocasiones el público ríe en complicidad con él.

Empieza con 8 cuerpos en escena (Sergio Boyarizo, Javi Díaz, Kevin Dornan, Raquel Escudero, Tony Galán, Cristina Marín-Miró, Julia Rubio y Ana Veganzones), estirando en el escenario con un silencio solemne, todos vestidos con chándal grises. La ropa deportiva se convierte en el vestuario como de alguien que va a una misa. Empiezan a hacer estiramientos con una música relajada que por momentos sube de intensidad y lleva a los cuerpos a aumentar el ritmo de manera frenética hasta tener que parar para empezar por el comienzo. Este comienza con los cuerpos desnudos de manera íntegra para formar una masa de cuyas voces se narra el Génesis tal cual como se cuenta en la Biblia, con la creación de la tierra, los mares, los animales, el hombre y posteriormente, de una costilla suya, a la mujer.

Una de las virtudes de esta pieza es que toma el material bíblico tal cuál es, sin establecer un juicio o un punto de vista sobre él. Eso sería lo fácil. Es un ingrediente más como las palabras de Mattis, los cuerpos del elenco, sus movimientos y acciones, la iconografía cristiana, los tópicos del gimnasio, la física subatómica y la mirada colectiva del público. La compañía conforma toda una experiencia que habla de la existencia: haciendo ejercicio, haciendo como que lloran, haciendo como que tocan el violín, descansar, tocar la piel del otro (o no) y sacrificarse por nuestros pecados. Esto último es destacable porque nos integra a los espectadores. Un miembro del grupo le toca, por sorteo, hace 100 flexiones, aunque puede repartirse la carga si algún miembro del público quiere salir a escena para hacerlas también. Con un público poco acostumbrado a esta propuesta provocó que solo 4 personas se ofrecieran en esta ocasión. Todos formamos parte de la experiencia y se cierra el círculo del hecho teatral desde un sentido ancestral. La propuesta no peca de soberbia ni de excesiva solemnidad, la sucesión de imágenes y pensamientos traídos con inteligencia y frescura, capta tu interés durante las 2 horas que ha durado.

Viendo el estreno el 16 de Junio en un espacio diferente, es comprensible que haya dificultades y falta de coordinación técnica. Por lo que pude enterarme, no habían tenido un ensayo técnico. Esto resulta incomprensible en un teatro del circuito oficial, pero resulta que el mal de la multiprogramación se ha contagiado también allí. Pues tienen que compartir espacio con el montaje de «Yellow moon. La balada de Leila y Lee», dirigida por Beatriz Jaén, que entran inmediatamente después. También es inconcebible que un espectáculo como CHEST PRESS haya tenido tan poca publicidad por parte del equipo de comunicación del Quique San Francisco y les hayan incorporado con tan poco tiempo de antelación. Lo cual explica la poca afluencia de público y que tengan que estar programados a una hora temprana en la tarde. Espero que esta pieza siga teniendo más vida y con las condiciones dignas que merecen.