Duel Reality

Entrar en el Teatro Circo Price suele ser para nosotros sinónimo de magia, de fantasía y,  por supuesto, de circo.

Lo que no esperábamos era sorprendernos y disfrutar tanto desde el principio hasta el final de este espectáculo. Dos equipos, dos familias, Capuletos y Montescos, y hasta dos secciones del público se enfrentan luciendo los colores rojo y azul, en números del circo clásico con breves y esporádicos guiños a la obra de Shakespeare que hace de hilo conductor.

Los artistas que forman esta compañía canadiense 'Les 7 doigts de la main' son muy diferentes entre sí, y también lo son sus números, pero les equipara el talento en sus respectivas disciplinas. Desde que comienzó el show no pudimos dejar de aplaudir con la boca abierta cada uno de los movimientos. Desde el minuto uno nos hicieron sentir la rivalidad, la tensión, la belleza, la fuerza, la elegancia, la precisión, el arte... Volvería a verlo sin dudar solo por intentar apreciar todo eso que me perdí por mirar a un lado del escenario, porque pasan mil cosas a las vez, en todas partes, todo el rato, cada una más espectacular que la otra. No hay vestuarios y maquillajes llamativos, no les hacen falta, lo que hacen es fascinante, todos y cada uno de ellos. Mi hijo no paró de repetir "¡Qué barbaridad!" y creo que es lo que pensábamos todos los espectadores.

Sin desmerecer a ninguno, el trabajo de nuestros Romeo y Julieta es brutal, una elegancia, una precisión y una limpieza de movimientos increíble, parece irreal incluso.

No os los perdáis, en éste o en cualquier otro montaje que hagan.

Espectacular. Una manera diferente de ver circo, con una historia clásica como Romeo y Julieta como hilo conductor,  la compañía nos hace disfrutar y vibrar desde el primer instante. Los artistas, todos y cada uno de ellos están espectaculares, y todos los números son impresionantes. La obra es totalmente recomendable para todas las edades, desde los más pequeños a los mayores de la casa. El ritmo de la obra es perfecto,  haciendo que incluso llegue a hacerse corta y que el tiempo vuele sin darte ni cuenta. En cuanto a la sala, el Teatro Circo Price, casi todo perfecto ( temperatura,  visualización,  etc)... El único "pero" fueron las largas colas que se forman para acceder y poder sentarse si tu sitio está en el primer piso. No hay mucho personal ubicando al público, por lo que la espera puede llegar a resultar un poco incómoda. En cualquier caso nada que no puedan solucionar cinco minutos de fila. En definitiva, la suma de una historia clásica contada de una forma muy diferente, con un Teatro espectacular y contada por unos profesionales espectaculares que no dejan de sorprender con sus habilidades circenses solo puede tener como resultado un plan diferente y que nadie debería perderse.

Hacía muchos, muchos, pero muchos años que no acudía a presenciar un espectáculo circense.

Es inevitable para el espectador de cierta edad sentir una nostálgica regresión a su infancia cuando se encuentra con este tipo de arte en directo. El olor de las palomitas del Price también ayuda, todo hay que decirlo, así que, ya que estamos metidos en situación, ¿por qué no? Nos compramos una ración y nos acomodamos en la butaca para disfrutar del circo del siglo XXI.

Todo comienza dividiendo al público en dos bandos, azules y rojos, como si se tratara de dos aficiones rivales en un estadio. A partir de ahí se desarrollan unos espectaculares números con un hilo conductor que nos habla del amor prohibido, al más puro estilo Romeo y Julieta, entre dos personas que pertenecen a equipos enfrentados y con un más que evidente odio entre ellos.

Malabares, acrobacias, bellísimas coreografías con aros, diábolos y por supuesto, el clásico trapecio, nos atrapan desde el primer minuto y nos dejan con la boca abierta de asombro como si fuera la primera vez que vemos algo así. Es una maravilla ver la fluidez de movimientos en ejercicios de gran dificultad y riesgo, haciendo que casi parezca fácil a nuestros ojos.

Al final la historia que nos cuenta Les 7 doigts de la main es lo de menos. Es un simple envoltorio que amalgama una actuación tras otra, pero lo cierto es que, cuando juntas todo, se logra un momento mágico que se mantendrá mucho tiempo en la memoria.

Y como es un espectáculo para todos los públicos, ¿quién sabe? quizá dentro de 40 años alguno de los pequeños espectadores que vieron Duel Reality en el Price, sientan también esta nostalgia cuando les llegue el olor de unas palomitas recién hechas.