El zoo de cristal, escrita en 1944, es la primera obra que estrenó Tennessee Williams, uno de los dramaturgos y escritores más destacados del siglo XX en Estados Unidos y que muy pronto sería llevada a la pantalla, como tantos otros dramas suyos. Precursor del realismo psicológico norteamericano, testigo de la decadente y asfixiante sociedad sureña, supo plasmar con una sutil y tórrida profundidad el desamor, las represiones sexuales, raciales y sociales de ese mundo cruel y perverso. El zoo de cristal recibió numerosos reconocimientos, incluyendo el Premio del Círculo de Críticos Teatrales de Nueva York y un premio Pulitzer de teatro. Un espectáculo dirigido por Natalia Menéndez.
Sinopsis
La propuesta pretende crear un montaje que hable de los años treinta americanos, saliéndonos de convencionalismos y yendo hacia una libertad cercana a la que deseaba Tennessee Williams y que es entendida hoy por nosotras y nosotros. Desde ese lugar podremos encarar mejor la realidad poética que propone y expresar de manera más vivida y penetrante todo lo que esta obra ofrece o, al menos, intentarlo. No se trata de crear una historia diferente, pero sí nueva.
Escrita en 1944 y estrenada el 26 de marzo de 1945, El zoo de cristal supuso un éxito inmediato que marcó el inicio de la carrera de Tennessee Williams como de los dramaturgos y escritores más destacados del siglo XX en Estados Unidos, convirtiéndose en un referente a nivel mundial. Ganó múltiples premios, incluyendo dos Premios Pulitzer por Drama (Un tranvía llamado deseo y La gata sobre el tejado de zinc), y su influencia continúa extendiéndose más allá del teatro, llegando al cine y la literatura.
Tennessee Williams revolucionó el teatro estadounidense al combinar lo íntimo con lo universal, lo poético con lo realista, y lo emocional con lo simbólico. Aborda temas como la fragilidad emocional, el deseo y la sexualidad, la fantasía frente a la realidad, alienación y el aislamiento, los problemas familiares y la lucha interna de los individuos. Mezcla elementos realistas con simbolismo profundo -le encantan los símbolos que transmiten vulnerabilidad, la pérdida, el deseo y la alienación- y lirismo, a través de un lenguaje rico y evocador, plagado de metáforas, intensificando así las emociones y los temas de la obra. No en vano, el impacto emocional de sus obras fue una cuestión que tuvo muy en cuenta. Para ello introdujo técnicas innovadoras: narradores internos, proyecciones y efectos visuales, Flashbacks y estructura no lineal… etc. Y por supuesto, cabe destacar su maestría a la hora de crear personajes de una humanidad sorprendente, que se muestran con sus contradicciones, sus defectos y virtudes.
Todas estas características las tiene El zoo de cristal, que está construida como recuerdo, lo que le otorga un aire onírico y subjetivo.