Esencia es una de las obras más enigmáticas de Ignacio García May, un laberinto de percepciones donde la realidad se tambalea y se torna difusa. Eduardo Vasco dirige esta invitación a la reflexión y al cuestionamiento de nuestras propias certezas, una exploración sobre la realidad que nos rodea. Esencia es la inexistencia misma de lo real.
Sinopsis
Pierre y Cecil, dos viejos amigos, se reencuentran después de muchos años. Su conversación, entremezclada con recuerdos y reflexiones, está atravesada por la espera de un misterioso autor que nunca va a llegar. ¿O quizá ha estado presente desde el principio?
Palabras del director
La voz de Ignacio García May se ha caracterizado siempre por una extraordinaria capacidad de fabular, siempre sustentada desde un amplio conocimiento tanto de lo humano como de lo ficcional, y por una prosa dialogada elegante, contundente y directa. Pero sobre todo ha sido un escritor que ha defendido su independencia por encima de políticas, modas, conveniencias o moldes.
Esencia, la obra que estrenamos esta temporada, se define ya desde el título y casi podríamos decir que es la obra programática de Ignacio. Una historia determinante, donde todas las cartas de su dramaturgia quedan boca arriba. Un texto que habla sobre la realidad (o las realidades) y que no solo transmite pensamiento y belleza, sino que tiene esa rara capacidad —solo aparece en las grandes obras— de transportarnos y transformarnos.
Y cuando uno se encuentra con un texto así tiene pocas posibilidades de escapar a la necesidad imperiosa de llevarlo a escena porque nos retrata, y a la vez plantea cuestiones fundamentales que nos inquietan, y lo hace desde la inteligencia, sin recurrir al dogma o a la habitual receta fácil. Lograr reunir para ello a dos actores tan extraordinarios, y con tanto entusiasmo, como Juan Echanove y Joaquín Climent, cierra un círculo que, junto al resto del equipo, trabajará sin duda a partir de aquella vocación primera; la esencia, claro, que nos impulsó, años ha, a convertirnos desde nuestra singularidad en gentes de teatro.
Eduardo Vasco