Lo nunca visto

La vida no suele dar segundas oportunidades, pero en este caso, por suerte, hay una excepción: Lo nunca visto vuelve a la escena madrileña tras su paso por el Teatro Español y ¡menuda suerte para los que no habíamos podido verla antes! José Troncoso, autor y director de esta propuesta, pone el foco en tres personajes esperpénticos, tres mujeres rotas, tres losers a las que nadie ha pedido opinión, pero que, al fin, reúnen el valor para contar su historia. Una historia que, desde luego, parece no ofrecer tampoco segundas oportunidades.

A través de una puesta en escena grotesca y con tintes de lo más amargos Araceli, Sofía y Maricarmen acompañan al público a ese momento de su pasado en el que todo se torció. Durante ese viaje al punto de no retorno, el espectador oscila, como en una cuerda floja, entre la carcajada y el nudo en el estómago. La Estampida consolida con esta producción el uso de un lenguaje propio que viaja de lo poético a lo prosaico y de la comedia a la más dolorosa de las tragedias. Se trata de una propuesta llena de coherencia en la que el personaje principal es uno y es imparable: el tiempo. Todos los elementos de la pieza, como movimiento, texto, música e incluso luz, se construyen en torno a una meditadísima noción de ritmo que hace que la obra, en su totalidad, funcione como un preciso reloj. Y hablando de relojes, como diría Maricarmen: ¡Qué de tiempo! ¡Cómo pasa el tiempo!

Araceli cabecea en un hospital. Recuerda, cuando hace un tiempo (quizá poco) quiso despedirse del arte con un espectáculo total, en el que ella y sus alumnas de danza contaran sus vidas. Algo novedoso, rompedor, lo nunca visto.

Pero hurgar en los recuerdos quizá no sea buena idea. Bajo la aparente normalidad pueden esconderse dramas, melodramas y tragedias. Junto con Sofía y Mari Carmen, dos ex alumnas, tratará de recordar y recomponer cuándo sus vidas se les escaparon de las manos.

Trabajazo impresionante de todo el equipo, especialmente de Jose Troncoso, que crea unos personajes al borde de lo grotesco pero con la verdad y la carne de la gente de verdad. Mari Carmen tapa sus heridas con unas gafas de sol, encubre sus carencias con verborrea y disimula su vacío con tradición. Sofía tiene nombre de reina. Su Felipe algo menos; de príncipe. Y juntos se subirán a una moto en la que ni serán felices ni comerán perdices. Y Araceli, mujer sin talento pero con ganas nunca se rinde. Todo lo supera bailando. Bueno, haciendo que bailen los demás. TRoncoso destila amor y respeto por sus personajas y eso... es oro.

Ana Turpin y las grandiosas Alicia Rodríguez y Belén Ponce de León ponen sus cuerpos y sus almas al servicio de estas tres mujeres heridas, maltratadas, torcidas, unas princesas del Manzanares secas o quizá inventadas.

Esto, señores, NO es teatro, esto es MAGIA.

Si queréis leer mis impresiones más detenidamente, pinchad AQUÍ y os llevará a mi blog, DESDEELPATIO.

Con solo tres obras en su repertorio, Las Princesas del Pacífico -candidata a Mejor Espectáculo Revelación y Mejor Autoría
Revelación en los XIX Premios Max-, Igual que sí en la luna y Lo nunca visto, la compañía La Estampida se ha convertido en un referente del teatro español contemporáneo, y como tal, es justo, y también necesario, que sus obras empiecen a verse en teatros públicos como el Teatro Español, el Centro Dramático Nacional o Teatros del Canal, no solo por lo que esto supone de reconocimiento para la compañía sino, sobre todo, de visibilidad. Como decía Ignacio García May en un reciente artículo, nuestros gestores se avergüenzan del teatro que hacemos porque consideran que no está a la altura de otros espectáculos internacionales. Y en esto se equivocan porque, si bien es cierto que hay de todo, espectáculos como Lo nunca visto, demuestran que podemos estar al mismo nivel que los mejores.

Como ocurre en Las Princesas del Pacífico, unas mujeres desesperadas, en esta ocasión son tres -una profesora de danza y dos antiguas alumnas-, intentan escapar embarcándose, esta vez, en un viaje al pasado. La profesora les propone una última función en la que tendrán que hacer de ellas mismas y que, según ella, será lo nunca visto. Mientras repasan e interpretan sus propias vidas, se dan cuenta de lo distinto que hubiera sido todo, sin los errores que una vez cometieron. Pero ¿es posible borrar todos esos errores? ¿Es posible volver a atrás, cambiar el pasado y, por ende, el futuro? En el teatro, todo es posible. Belén Ponce de León, Alicia Rodríguez y Ana Turpin, bajo la excelente batuta de José Troncoso, hacen posible que el público pueda reír y llorar al mismo tiempo, en una clase magistral de interpretación que será difícil de olvidar, porque... Ellas son lo nunca visto.