Suite Toc Núm 6

Suite Toc núm 6 es el nuevo proyecto de Les Impuxibles. Se trata de una pieza teatral que fusiona texto, música, danza, audiovisuales y lengua de signos.

Ariadna y Clara Peya, junto con Judith Pujol y María Velasco, firman esta pieza sobre los colectivos silenciados y los trastornos mentales.

La sintomatología del TOC (trastorno obsesivo compulsivo) (alteraciones del lóbulo frontal del cerebro), es el tema central del montaje, junto con cómo se sienten las personas que los tienen a su lado.

Clara Peya hace once años fue diagnosticada de un TOC, su hermana Ariadna ha estado siempre en su lado apoyándole. Una realidad personal que han querido hacer visible compartiéndola públicamente, para hacernos reflexionar sobre el significado de las etiquetas en los diagnósticos, en una sociedad donde vivir con un problema mental es muy difícil.

Comparten escenario las hermanas Peya con Èlia Farrero, Pau Vinyals y Adrià Viñas. Cada uno de ellos proviene de una disciplina diferente. El resultado es impresionante.

Suite Toc núm 6 es un espectáculo impresionante en todos los sentidos, texto, coreografías, música, iluminación, interpretación, movimiento escénico... Con escenas visualmente maravillosas que ponen imagen a sensaciones difícilmente explicables, y mucha, mucha simbología. ¡¡¡Brutal!!!

La presentación y evolución de todos estos síntomas se han escenificado a través de la música, la danza y la interpretación, en once escenas numeradas como Lóbulo Y, Lóbulo II,....Lóbulo XI...

Piano por insomnio. Miedo. Ansiedad. Aprensión. Temores, supersticiones, miedos irracionales, dudas. Crisis. Ideas y pensamientos. La música. La magia de tocar el piano. Palabras prohibidas. Muerte. ¿Vértigo? Obsesiones, autodisciplina, perfeccionismo, responsabilidad. No poder parar. Pensamientos terribles. “Loca del coño”. La herida mediana. El espacio ocupado. Diagnóstico o cronificar. Angustia. Sufrimiento. Medicación. Antidepresivos. Cambio de antidepresivos. El naufragio. Caer y levantarse. TAC (tomografía axial computada). Nuevos síntomas que no imaginabas. Asco o curiosidad. Dolor psíquico. CRISIS. GAM o grupos de apoyo mutuo. Happyend, una maldición que salva. Aprender a convivir con la enfermedad. Diversidad mental.

La gran mayoría de gente que está diagnosticada de cualquier sufrimiento mental (TDAH, TLP, SDO, TOC) intenta ocultarlo al resto para no ser señalada como “loca”. Porque creedme que esto pasa, las etiquetas existen, y estas etiquetas dichas con rabia o despecho hacen daño, mucho daño.

El hecho que la Clara Peya exponga su caso no es solo un acto de valentía, sino un paso adelante para ella misma, y un poco de luz para todos aquellos que no se atreven a salir de este armario en el que se sienten protegidos.

En el fondo todos tenemos manías, fobias y obsesiones.

“Todas estamos enfermas, y quienes no lo está es porque no tiene un diagnóstico”

Desde mi punto de vista, es uno de los mejores espectáculos que he visto últimamente. Además de todo el proceso creativo que hay al detrás de este montaje, que es increíblemente extraordinario, es la capacidad que tienen estas dos hermanas de saberlo llevar a escena.

No tengo suficientes palabras elogiosas para estas dos grandes artistas. Irlas a ver es un auténtico regalo. Cuando la música y las coreografías salen de dentro, es un privilegio para quien tiene la suerte de irlas a ver.

Si tenéis ocasión no os perdáis esta joya.

No comer por miedo a tragarse un vidrio. Tener que vivir a pocos metros de un piano. Tener pánico a que pase algo malo. O a que pase algo todavía peor. Esta es la prisión mental de los que están diagnosticados con un trastorno obsesivo compulsivo y esta es la realidad que vienen a mostrarnos con Suite TOC núm 6, de la compañía Les Impuxibles. Una obra entrañable, valiente y visceral y con una gran potencia onírica e hipnótica, que sortea bastante airosamente los peligros de la autoficción: no cae en la autocomplacencia y es íntima sin intimidar. Eso sí: en determinados momentos raya el terreno fangoso de convertirse en un striptease emocional.

Todos estamos enfermos, y los que no lo están es porque no tienen diagnóstico, sentencian. Es el mensaje que la obra, bajo el liderato de Clara Peya, quiere exponer en palabras, en subtítulos y en lenguaje de signos -una muestra de sensibilidad digno de aplauso- y sobre todo a través de la luz y de un dominio magistral de la música. Teclados, sintetizadores y un piano llenan de forma ordenada y compulsiva, como una escenificación más del trastorno mental, un escenario vacío y desnudo donde se narra la historia de dos vecinas que intentan buscar la felicidad. Y la encuentran, sí, a su manera: imperfecta, a ráfagas y llena de meandros. ¿Es posible acercarse más al estado de gracia?

Todos estamos enfermos, y los que no lo están es porque no tienen diagnóstico, nos dicen. Unos tienen un miedo incontrolable e irracional; otros consumen yoga y meditación en lugar de hacerlo, alegan. La interpelación te mira directamente en los ojos: ¿Quién es el loco y quién es el sabio en esta sociedad enferma?

Les Impuxibles ponen sobre el escenario el tema de la enfermedad mental a través de su habitual mezcla de lenguajes. Danza, música, texto y lenguaje de signos construyen este relato de autoficción en el que Clara Peya sale del armario de los trastornos mentales. Una experiencia visual y sonora evocadora que viene a reventar estigmas, un discurso poético lleno de contenido político.

El texto narrado nos cuenta el mundo desde los ojos de una persona con Trastorno Obsesivo Compulsivo y su relación con el diagnóstico. Además, resulta especialmente interesante el monólogo de una emocionada Ariadna Peya, reivindicando su propio espacio a la vez que se reafirma en el papel de sostener a su hermana.

¿Cómo ser feliz en un mundo que no lo es? ¿Cómo no estar enfermo en un mundo que sí lo está? ¿Si la identidad humana es única por qué utilizar etiquetas para clasificarla? ¿Cómo sobrevivir a esta sociedad del rendimiento? En un escenario lleno de teclados, cinco intérpretes nos lanzan estas preguntas en un lenguaje híbrido marca de la casa. Una demostración de su increíble capacidad para dibujar emociones en el espacio y hacer que los espectadores mimeticen con ellas. Un ejercicio de sinceridad y riesgo que no les podía haber salido mejor.