El periodista sevillano Manuel Chaves Nogales publicó por entregas entre marzo y septiembre de 1934 la historia de un bailarín flamenco que había conocido en el Cabaret Sevilla de París. La vida de Juan Martínez y su compañera Sole daba para una novela de aventuras: estando de gira en Rusia después de triunfar en los cabarets de media Europa, les sorprendió la Revolución de Octubre de 1917 y no pudieron salir del país, sufriendo los horrores de la guerra civil que le siguió. Chaves Nogales tituló a su novela El maestro Juan Martínez que estuvo allí, un viaje al dolor y al horror a la vez que es un canto a la supervivencia.
Esta es la historia que nos cuenta Miguel Rellán, bajo la dirección de Xavier Albertí, en los más de setenta minutos que, en un escenario desnudo y sin más recursos escénicos que la iluminación y la música, mantiene colgados de su voz a los espectadores, solo, sin apenas moverse del sitio, sin más gesticulación que unos pocos movimientos esbozados de la mano o el cuerpo (capaces, sin embargo, de condensar la esencia del arte flamenco). No hay más, pero no se necesita nada más para que aflore la magia, para que los espectadores puedan sentir como propias la aventura y desventura del protagonista, para que la piel se erice.
Quizá alguien pueda decir que es un teatro muy narrativo. Sí, es cierto, pero quien narra, quien pone la voz y esboza el gesto es el maestro Rellán. Y ya solo por eso hay que estar allí.