Han tenido que pasar 19 años para que, por fin, Wicked llegue a España. Y, sin duda, la espera ha merecido la pena. Los amantes de los musicales van a poder disfrutar de uno de los grandes títulos, que cumple, y con nota, todas las expectativas.
Es cierto que quien compare este espectáculo con el original del West End de Londres quizá encuentre diferencias: tanto en la escenografía como en los recursos visuales para «vestir» la historia, pero, sin duda, lo que se presenta en Madrid para esta temporada está a la altura de lo que un musical así requiere.
Destacaría, por encima de todo, la voces de las dos protagonistas: Cristina Picos, como Elphaba, y Cristina Llorente, como Glinda. Ambas son increíbles. Me parece hasta imposible que puedan aguantar ese ritmo con tantas funciones durante la semana. Es algo prodigioso. Las canciones son muy exigentes y ellas clavan todas y cada una de las notas. Vocalmente, un 10 para las dos. Quizá sea algo más floja su parte interpretativa, pero con esos vozarrones queda todo muy equilibrado. Tanto sus números de forma conjunta como cada una por separado son espectaculares. Me atrevería a apostar que el gran número, que cierra el primer acto del musical, irá perfeccionándose semana a semana para ganar aún más espectacularidad y, entonces sí, será algo que se recuerde para siempre y que seguirá desafiando la gravedad.
La escenografía también me parece muy cuidada, funcional. Se nota el gran presupuesto de una apuesta como esta donde todo está medido al milímetro. Además de ser un musical entretenido y con un gran mensaje, es, además, bonito de ver, es precioso. Los juegos de luz, la decoración, cómo cambian los escenarios y la integración de todo en su conjunto dotan a Wicked de la magia que requiere un musical de este tipo.
Para amantes, o no, de todo lo que envuelve al mágico mundo de Oz… ¡este es vuestro musical! ¡No os lo perdáis!
