EN EL TEATRO VALLE-INCLÁN

‘Así hablábamos’ o cómo relacionarse con esa voz que ya no está

La conocida compañía La Tristura estrena por primera vez en el Centro Dramático Nacional con un montaje a partir del universo de Carmen Martín Gaite

Andrea Garriga

Imagen de Así hablábamos de La tristura

Los integrantes de ‘La Tristura’, Itsaso Arana, Violeta Gil y Celso Giménez, llevan más de diez años trabajando alrededor de las artes escénicas.

¿Existiría esta entrevista sin un interlocutor al otro lado de la pantalla? Si no hubiera alguien que leyese este artículo, ¿tendría sentido? Si una obra de teatro se queda en el intento sin un público que la recibe, ¿qué sería del ser humano sin otro que afirme su existencia?

La conocida compañía La Tristura estrena por primera vez en el Centro Dramático Nacional y lo hace con Así hablábamos, una pieza a partir del universo de la Premio Príncipe de Asturias Carmen Martín Gaite. El montaje «conversa» con la escritora española sobre el concepto de interlocutor a través de las vivencias de los integrantes de un grupo de música. En TeatroMadrid hemos entrevistado a dos de los miembros de la compañía, Violeta Gil y Celso Giménez.

¿Podéis contarnos un poco sobre la trama de Así hablábamos?

Celso Giménez: Nos encontramos ante un grupo de música que ha perdido a una de las líderes de la banda y, un año después, habiendo asimilado un poco esa pérdida, se reúnen para intentar acabar el disco que estaban haciendo. Trata de cómo me relaciono con esa voz que ya no está, con ese interlocutor que ha sido importante en mi vida, que de alguna manera me ha formado. Un diálogo con esa voz que ahora está dentro de mí y que ya no está fuera.

Mi madre murió hace muchos años pero converso con ella de forma habitual. El diálogo sigue y, además, la relación evoluciona, cambia. ¿Qué es lo que busco yo o lo que busca el grupo de música al relacionarse con esa voz que ya no está?

Violeta Gil: Yo no crecí con mi padre, murió cuando era muy pequeña y también ha sido una obsesión para mí el observar cómo me relaciono con esa figura. En mi caso, como no pude establecer esa interlocución, te la tienes que inventar mucho más todavía. Me ha importado mucho saber qué pensaría mi padre de la persona en la que me he convertido. ¿Nos llevaríamos bien? ¿Qué conversaciones podríamos tener?

En esta pieza, se trata la muerte con mucha delicadeza, con mucho sentido y con una idea muy clara de lo importante que es que asumamos que forma parte de la vida. Por eso esa conversación con quien no está es importante: hay que seguirla teniendo, la vida se acaba y no se acaba. La energía y todo lo que esa persona generó sigue aportando y sigue estando y hay que aprender a relacionarse con ella y a transformarla.

Violeta Gil: «Creo que es importante hablar de la muerte y ponerla en el centro porque si no perdemos mucho la capacidad de enfrentarnos a ese dolor».

C.G. Supongo que también buscamos, por un lado, tanto con las personas que están como con las que no, el nutrirnos de ellas. Por otro lado, creo que somos una generación con una sensación generalizada de orfandad. A veces necesitamos en esas personas un: «me gustaría que me validaras», «me gustaría que me dijeras que lo estoy haciendo bien».

V.G. Cuando falta una persona importante, que ha sido la piedra angular de un grupo, todo lo demás se retuerce y se tiene que recolocar. Te cambia la forma de relacionarte con las personas que formaban parte de ese vínculo. Hay que hacer una práctica de encontrarse de nuevo a una misma para poder conversar, no ya solo con quien no está, sino también con los demás. Tenemos una sensación grande de que la muerte cada vez está más desplazada de los márgenes: por el susto que da, por el lugar que ocupa hoy en día todo lo joven y por ese tratar de esconder lo que nos duele. Creo que es importante hablar de ella y ponerla en el centro, porque si no perdemos mucho la capacidad de enfrentarnos a ese dolor.

Imagen de Así hablábamos de La tristura

Como premisa, la compañía tenía que crear un texto cuyos personajes fueran interpretados por actrices y actores que no superaran los 30 años.

De la misma manera, Carmen Martín Gaite murió en el año 2000 pero también habéis «conversado» con ella para hacer esta pieza.

C.G. Sí, cuando nos llaman del Centro Dramático Nacional la invitación es abierta: crear una pieza a partir de alguna autora española del siglo XIX o XX. Empezamos a leer, a imaginar, a buscar aquello que nos pudiera inspirar. Además, teníamos la premisa de trabajar con un elenco joven. Con Carmen y con su universo empezamos un diálogo y descubrimos que nos gustaría contestar lo que ella proponía, tomarla de trampolín y poder utilizar todo su corpus teórico para poder hablar.

El relato que tiene de Ignacio Aldecoa nos tocó especialmente porque hablaba de grupos, de gente importante en la juventud y nos enganchaba perfectamente con el elenco y con nosotras, que nos conocimos con 19, 21 años y crecimos juntas. Nos preguntamos: ¿cuál es nuestro Ignacio Aldecoa? ¿Qué nos pasaría si se muriera una de esas personas que nos ha hecho ser como somos? Ese interlocutor que, si no hubieras conocido, no serías exactamente quien eres.

V.G. Hay además bastante diálogo con algunas cosas que están presentes en su obra como la relación con el mundo de los sueños, las figuras que ya no están y con el peso de la realidad, una además muy concreta: España, siglo XX, posguerra, franquismo, la transición…

¿Qué opinaría ella sobre nuestra forma actual de relacionarnos?

V.G. Nos hacemos mucho esta pregunta. Todavía no había mucha presencia de los móviles pero ya existían y hemos visto muchas entrevistas donde se quejaba. Pero luego, de pronto, en una entrevista muy simpática con Francisco Nieva, él le decía que esto nos abriría otras posibilidades y ella se quedaba pensando y decía que sí, que podía ser. Creo que muchas de las formas de relacionarnos de ahora las odiaría profundamente pero que, por su carácter y voluntad de seguir comprendiendo a los humanos, también querría entenderlas y sacar algo bueno de ahí.

C.G. Yo tengo una paranoia y tengo la sensación de que en breve se va a poder dialogar, a nivel de la inteligencia artificial, con mucha gente que ha muerto. Con todos los discursos, entrevistas, escritos que conservamos de figuras históricas, se les va a poder preguntar en breve: ¿qué te parece el uso de la tecnología hoy en día? ¿Qué te parece el uso de la inteligencia artificial? Creo que estamos cerca de que eso ocurra, para bien o para mal.

Vosotros que habéis trabajado tanto de forma conjunta, ¿creéis que es posible crear sin un interlocutor?

V.G. Creo que no. Carmen tiene muchos escritos sobre esto. Si no hay alguien que te escuche, si no hay alguien del otro lado, no tiene sentido nada. Es muy difícil, no solo escribir o crear, sino pensar. Puedes estar en tu casa a solas pensando pero esto no toma una forma real hasta que se lo explicas a otro. En la compañía ha sido algo clave.

C.G. Sí, pienso que quizá se puede crear sin interlocutor pero que se oscurece un poco el alma. Pienso en gente cercana que tiene algunos textos, proyectos, obras que no han salido ya que la vida profesional es compleja. Cuando se te acumulan varios, esto se queda enquistado de una manera fuerte.

La vida de La tristura ha sido muy afortunada, desde el principio hemos podido estrenar en relativamente buenas condiciones, dentro de lo que es el contexto teatral.

¿Y si no os hubierais conocido?

C.G. Seríamos otras personas y, por lo tanto, otras creadoras.

V.G. Sí, yo lo pienso muchísimo. Cuando marché a Iowa dos años, me permitió coger una distancia que me ha hecho entender qué cosas creo que sí hubieran sido bastante propias de mí, que hubieran salido en cualquier caso, y qué cosas han ocurrido por este encuentro capital con Celso e Itsaso, La Tristura.

C.G. Eso es lo guay también, uno no puede saber esa vida paralela, cómo sería sin haberte encontrado con aquella gente con la que has compartido tanto vital y creativamente. Es un bonito ejercicio pensarlo y estos días con Así hablábamos nos pasa mucho por la cabeza.

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Escrito por

Graduada en Arte Dramático. Creadora de contenidos editoriales y redactora de la Revista de TeatroMadrid.

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