El desconocido, de Carmen Kurtz, puede verse en el Teatro Español del 14 de noviembre al 23 de diciembre. Un espectáculo dirigido por Laura Garmo, adaptado por Yolanda Pallín y con un elenco formado por Ángela Boix, Toni Agustí, Elena González, Mariano Llorente, Víctor Antona y Paco Flores.
Un equipo «comprometido, creativo y sensible», en palabras de Garmo, y que se completa con Blanca Añón en la escenografía, Benigno Moreno en la música y espacio sonoro, Mónica Teijeiro en el vestuario, Pilar Valdelvira en la iluminación y Coral Ros en la ayudantía de dirección.

Foto de ensayo de ‘El desconocido’, de Carmen Kurtz
Rescatando a Carmen Kurtz
Carmen de Rafael Marés no firmaba sus obras con su apellido, sino con el de su marido, Pedro Kurtz. Aunque en los años 60 fue conocida por una serie de libros infantiles, lo cierto es que su carrera literaria cosechó éxitos como ganar el premio Ciudad de Barcelona con su novela Duermen bajo las aguas, en 1955, y un año más tarde el Premio Planeta por El desconocido.
Eduardo Vasco, en la «línea de amor por la literatura» que sigue su programación, como expresó en la rueda de prensa, apostó por esta obra para la programación de esta temporada en el Teatro Español, y encomendó la dirección a Laura Garmo y la adaptación del texto a Yolanda Pallín. Sobre esta autora «pesa un inexplicable silencio», afirma Garmo. Pallín afirma, contundente, que «la obra de Kurtz tiene que ser rehabilitada».
Para muchos de los lectores, el nombre de esta autora es desconocido; sin embargo, una de las escritoras de más relevancia actualmente no duda en señalarla como una de sus mentoras y en homenajearla en su obra Mientras vivimos. Esa escritora es Maruja Torres y dudo que algún lector desconozca su existencia.
El desconocido: un encuentro complejo
En 1954 arribaba a la costa catalana el buque Semíramis, que traía como pasajeros a varios soldados que habían sobrevivido a los gulags, a los campos de concentración rusos. Eran soldados que pertenecieron a la División Azul. Un breve repaso a nuestra historia: la División Azul la formaron voluntarios españoles que decidieron ir a la Unión Soviética a luchar, y que, por tanto, pertenecían al ejército de la Alemania nazi.
Antonio Rodgers, perteneciente a una familia de la burguesía catalana, regresa en ese barco y se reencuentra con sus seres queridos y con su mujer, Dominica. Han pasado doce años separados y cuando vuelven a verse ya no son los mismos. «No puedes volver a lo de antes cuando ya no eres el mismo», sentencia Garmo. De este modo, los personajes principales intentarán redescubrirse, desvelarse tal y como son y tratar de aceptarse. Él no es el mismo hombre que se marchó. Pero ella, un trasunto de la Penélope de la Odisea, también ha cambiado en este tiempo.
«Donde la novela se hace grande es en la ruptura que la protagonista hace con sus ataduras», afirma Llorente. Boix, que da vida a Dominica, explica que el personaje, en este tiempo, ha empezado a tomar conciencia de lo que verdaderamente desea, y se enfrenta con ello cuando se produce el encuentro con su marido. Carmen Kurtz creó un personaje femenino fuerte, que se sale de los moldes que la posguerra tenía preparados para las mujeres. Se sale de los moldes de todas las Penélopes que viven en la espera.
La adaptación teatral
Pallín afirma del texto que es un «material textual estupendo», y que la adaptación ha sido ardua, porque siempre hay que renunciar a partes del texto original. Para construir esta adaptación, la dramaturga ha querido plasmar lo que los personajes dicen y también lo que piensan pero no dicen: «Lo no dicho en la novela es pronunciado en voz alta sobre el escenario y aparece ambiguo pero cargado de significados, humano, en definitiva», explica Garmo.
El resultado es una obra dinámica, con saltos temporales, contextualizada en los años 50, pero cargada de referencias homéricas. Y con una profundidad tal que lo convierte en un espectáculo atemporal. «Hay rimas con la España de ahora. Con la falta de escucha que había entonces, en la posguerra, y la falta de escucha que hay hoy…debido quizá a la globalización», explica Agustí.

De izquierda a derecha: Mariano Llorente, Víctor Antona, Laura Garmo, Toni Agustí, Ángela Boix, Paco Flores y Elena González
Cuando mirar atrás también es mirar al futuro
El desconocido no pretende ser un espectáculo historicista, sino abarcar temas universales y atemporales, que nos apelan hoy como sociedad. El reencuentro, la separación o la ruptura de roles son las claves para entender este texto. Ruptura no solo de la protagonista: el personaje del hermano pequeño también quiebra los moldes que se le imponen. «Mi personaje defiende cómo quiere que sea su vida», cuenta Flores. Esta apuesta de liberación y de valentía que plantea Kurtz también se retrata en el personaje del amigo de Antonio, que vuelve con él de la Unión Soviética. Antona dice de él que «en este coro de voces, mi personaje aporta un poco de luz, porque insta al resto a mirar al futuro».
La novela de Kurtz, que el equipo define como seca, contundente, dura y, al mismo tiempo, maravillosa, promete convertirse, en esta adaptación escénica, en un viaje hacia el interior de cada uno de nosotros. De cómo gestionamos nuestro lugar en el mundo, las exigencias que pesan sobre nuestros hombros o cómo somos capaces de encontrarnos, pese a todo. González sentencia: «Los personajes de la novela son capaces de encontrarse en el desencuentro, y eso me parece grande en el ser humano».
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