La compañía de danza Aracaladanza rinde homenaje a las artes escénicas en su sentido más práctico en Loop, su último espectáculo. Se puede disfrutar del 4 al 6 de febrero en la sala Roja de los Teatros del Canal. Pocos días antes de este estreno absoluto hablamos con Enrique Cabrera, director de la compañía, sobre su trabajo.
¿Cómo estás?¿Cómo van los preparativos para el estreno?
Bueno, más que preparativos es intentar finalizar la obra (se ríe). Nos pasa a todos, que nunca llegas y luego necesitas una semana más… Pero siempre al final se llega. Afrontamos el estreno con muchas ganas, estrenar me parece un regalo hoy en día. En Aracaladanza tenemos la suerte de estrenar una producción nueva cada tres o cuatro años así que lo cogemos con ganas. Siempre tenemos varias obras girando.
¿Qué es Loop?
Es una obra de danza contemporánea de 55 minutos de duración aproximadamente. Está pensada para todos los públicos, como todas las obras de Aracaladanza. Loop, para mí, es una carta de amor a la maquinaria escénica. Es como una declaración de amor mía personal a todo lo que sucede arriba de un escenario, bueno, arriba, debajo, a los lados… A mí todo lo que me gusta de un escenario es lo que a veces se ve y lo que no se ve. Para mí es muy coreográfico ese movimiento de escena: telones, varas, focos. Cantidad de objetos que se utilizan en un montaje y un desmontaje y que utilizamos aquí. Loop es una obra de danza en la que el espectador va a ver un escenario que poco a poco se va desnudando y se va llenando de danza, de objetos y de luz, algo que caracteriza el trabajo de la compañía, el movimiento, el trabajo con objetos, con la música, con la luz y con el vestuario.
¿Por qué decides hablar de esto ahora después de tantos años de creación?
Bueno, quizás es por eso, después de tantos años me apetecía.. Probablemente sea una de mis últimas obras como compañía, por la edad que tengo, es hora un poco de ir terminando y me apetecía jugar con todo esto que te decía, ¿no? Siempre estamos intentado, tapar cosas para que no se vean, ocultar la magia de lo que sucede y ahora me apetecía permitir que todo se pueda ver y se pueda descubrir sin perder el hecho teatral. Y siempre manteniendo el lenguaje y la marca de la compañía «que nada es lo que parece».
¿Por qué se llama Loop?
Me gustaba la idea de que empezase como termina. Es algún sentido la obra es un loop, un bucle, que empieza por el final, con los aplausos. No se habla concretamente de un desmontaje para volver a empezar, pero sí empieza como suelen terminar las obras de teatro, con el aplauso.
La palabra loop (bucle) puede tener una connotación negativa, se podría decir que lo que estamos viviendo en estos últimos años con el Covid es un poco bucle, ¿habéis sido capaces de encontrar belleza dentro de este bucle?
¿Y por qué es negativo algo que no termina nunca? La verdad es que soy bastante ajeno a lo que sucede a mi alrededor, o la actualidad. Nunca trato temas personales, me importa muy poco… no es que no me importe, es que nunca llevo mis conflictos personales al escenario. Siempre huyo de eso porque una de las cosas que más me gusta de trabajar en danza es la posibilidad que me ofrece para escapar de eso. Jamás se me ocurrió pensar en el bucle como algo negativo. De hecho, vivimos en un bucle, ¿no? Desde el punto de vista religioso, dice la Biblia «del polvo salimos y al polvo vamos». Yo no soy católico, pero creo que todo siempre es un volver a empezar.
Lleváis casi 30 años trabajando juntos como compañía, ¿cuál es el secreto para mantener viva una compañía?
Me hacen esta pregunta de vez en cuando y yo creo que más que mantener viva la compañía, yo creo que hemos ido creciendo. Es importante la diferencia. Es como si tienes una planta durante diez años y siempre está igual, ¿no? Yo creo que más que mantener esta planta ha ido creciendo, ha dado frutos, se le han caído algunas horas y han vuelto a crecer, la planta ha crecido. Una compañía, como una planta, tiene que ir transformándose, adaptándose al medio para poder sobrevivir. Estos años de pandemia han sido duros, claro. En los últimos 15 años un 30% de la facturación viene de giras en el extranjero y de coproducciones fuera de España sobre todo de China y Reino Unido. Todo eso, durante la pandemia ha desaparecido. Cuando empezó la pandemia, una mes más tarde, nosotros nos íbamos a China a hacer casi veinte funciones. Se han caído muchas cosas, pero estamos aquí intentando seguir adelante y felices porque desde que se abrieron los teatro, volvimos a la carretera.
Habéis conseguido crear una identidad propia, hacéis danza para todos los públicos y también para todas las culturas, ¿cómo se consigue gustar a personas tan diversas teniendo un lenguaje tan propio?
La verdad es que no sé cómo se consigue. Si lo supiera tendría una fórmula y no la tengo. Yo también a veces me lo pregunto. Cada vez que hacemos una obra y veo que funciona y conecta con el público, me pregunto dónde está el secreto. Supongo que es una conjunción de muchas cosas. Primero el amor por lo que hago. En ningún momento, desde que empecé a bailar hace 42 años, jamás he perdido el amor y la pasión que siento por esta profesión. Creo que soy un privilegiado de poder vivir de algo que me encanta. Además, me rodeo de gente muy buena. Es casi el mismo equipo de hace 20 años y eso hace mucho. Y luego nunca me planteo que trabajo para niños, yo simplemente trabajo con la mayor calidad posible porque me gusta y porque soy consciente de que el niño nunca viene solo entonces necesito atrapar al adulto.
Cuando tenéis una compañía que se ha convertido a día de hoy en un referente, ¿cómo se gestionan las expectativas del público y las vuestras propias?
Aunque suene un poco mal, pero no pienso en eso. Si pensara en eso me traicionaría. Estaría haciendo un espectáculo pensando que tiene que gustar a un cierto público. Yo lo que hago es intentar que lo que hago me guste a mí, es el único parámetro que tengo. Necesito sorprenderme y cada vez que hago algo con los bailarines, necesito que a mí me guste mucho. El otro día estábamos en una residencia técnica, la semana pasada y me decía Luis Miguel Cobo, el compositor… Estuvimos de nueve de la mañana a nueve de la noche y había que resolver un par de cosas que no funcionaban, las resolví desde el punto de vista coreográfico y luego nos fuimos a cenar y me decía: «qué increíble como solucionas las cosas de la forma más sencilla y es lo que más funciona». Creo que esta sencillez conecta con todo tipo de público.
¿Con qué te quedas de este proyecto? ¿Qué deja en ti?
Creo que es muy temprano para saberlo. Lo que sucede siempre es que uno está muy excitado y cuando estreno, al menos yo, al día siguiente estoy muy deprimido y estoy muy falto, como si me faltara algo. Al final uno ha parido y el bebé ya no es tuyo, comienza su andadura solo. Lo que te puedo decir, por ahora, es que yo me siento muy feliz porque me siento afortunado de poder seguir viviendo de mi profesión, me siento afortunado de que la compañía funciona, gusta, tiene premios y una gran reconocimiento nacional e internacional. Mi objetivo únicamente fue vivir de mi profesión y la vida me ha dado más de lo que esperaba.
Irene Herrero Miguel / @ireneherreromi