PREMIO NACIONAL DE LITERATURA DRAMÁTICA 2022

Josep Maria Miró: «La palabra es generadora de pensamiento y de acción teatral»

El ciclo ‘Universo Miró’ celebra la dramaturgia prismática del autor catalán con el estreno en Madrid de cuatro títulos en La Abadía y el Corral de Comedias de Alcalá

Bea López

El autor catalán Josep Maria Miró es el protagonista del ciclo ‘Universo Miró’ que celebra su creación dramática con cuatro títulos.

El mes de febrero es célebre por ser el más corto del año y cada cuatro años destaca en el calendario por tener un día extraordinario. Justo 2024 es bisiesto, lo cual convierte a febrero en un mes muy especial. Esto lo saben muy bien en el Teatro de La Abadía y el Corral de Comedias de Alcalá de Henares donde van a celebrarlo con un nombre propio: Josep Maria Miró. El ciclo ‘Universo Miró’ presenta un retablo de cuatro títulos para ofrecer una mirada amplia del poliédrico autor catalán.

Los espectáculos El cuerpo más bonito que se habrá encontrado nunca en este lugar, Reyes del mundo y Yo, travesti, junto a la lectura dramatizada del texto Nerium Park en el Instituto Cervantes, en un acto coorganizado con La Abadía, llegan a la escena madrileña, en una oportunidad única de descubrir la creación dramática de uno de los autores contemporáneos más importantes de la escena durante la última década.

Desde TeatroMadrid hemos conversado con él sobre su dramaturgia, la concepción teatral y la importancia de la lengua, a través del análisis de los cuatros títulos.

En febrero vas a tener tres obras tuyas representadas en Madrid y, además, se va a celebrar la lectura dramatizada del texto Nerium Park, por primera vez en español, en el Instituto Cervantes. ¿Cómo te sientes?

La verdad es que es una alegría porque este 2024, precisamente se cumplen 10 años que estrené en La Abadía con El principio de Arquímedes. Y volver para mí es regresar a un teatro querido, referencial donde hay un compromiso enorme con un tipo de teatro de texto. Además, con la dirección artística de Juan Mayorga, que es alguien a quien respeto, con una integridad enorme a la hora de entender un determinado modelo de teatro y también un modelo de libertad.

Nerium Park es un thriller social que cuestiona cómo generamos o cuidamos el amor hacia nosotros mismos y hacia los demás. ¿Qué dice esta premisa de nosotros como sociedad?

Nerium Park es un texto que para mí ha tenido un peso muy importante en mi carrera. Esta obra la escribí en 2012, y parte de una realidad de ese momento que fue la crisis inmobiliaria española. Evidentemente era un detonante para hablar de otra cosa: este monstruo que es el sistema. La obra muestra a una pareja joven que compra un determinado modelo de vida. Habla del capitalismo. Nuestras relaciones funcionan si el sistema va bien, y esta pareja se va dando cuenta de que su relación está íntimamente ligada con un determinado modelo de sistema, y, por ello, su vida se va bifurcando y los espacios de encuentro son cada vez más difíciles, porque entienden el mundo desde lugares distintos.

«¿Somos empáticos porque realmente pensamos que queremos sociedades más igualitarias o a veces somos empáticos en el momento en que algo nos toca?»

Y es un texto donde la fuerza radica en el actor. Nerium Park es un tour de forcé entre una pareja de actores, donde los personajes van transformándose e incluso su empatía con el otro cambia en función de si ese otro pudiera llegar a ser ellos. ¿Somos empáticos porque realmente pensamos que queremos sociedades más igualitarias o a veces somos empáticos en el momento en que algo nos toca?

El cuerpo más bonito que se habrá encontrado nunca en este lugar, Premio Nacional de Literatura 2022, por fin llega a Madrid  ¿Cómo llegas a esta idea?

El cuerpo más bonito que se habrá encontrado nunca en este lugar es un texto que es un punto de inflexión en mi carrera. Es la primera vez que escribo un monólogo; es la primera parte de un tríptico de tres monólogos titulado ‘Tríptico de la Epifanía’. Los tres son para un único intérprete y la palabra es el eje central. Los tres comienzan con un cuerpo en el suelo. En los tres hay una apuesta por el minimalismo y un viaje de lengua muy fuerte. En lo que respecta a la interpretación, el primero no tiene género, el segundo es para actriz y el tercero es para actor.  Los tres hablan de la destrucción de la belleza desde lugares muy distintos.

En concreto, El cuerpo más bonito que se habrá encontrado nunca en este lugar lo escribo en 2020 en una situación compleja porque está escrito durante el confinamiento. Escribir este monólogo me salvó la vida en un momento de tristeza profunda.

¿Por qué decidiste este título tan poético, preciso y largo?

El viaje de los títulos siempre es complicado. La elección tiene mucho que ver con la primera imagen que aparece en la obra: el cuerpo mutilado de un chico de 17 años, el chico más bonito del pueblo, encontrado en el medio de un campo. Y aquí arranca la historia de una pequeña comunidad que nos hace preguntarnos qué nos pasa cuando somos capaces de destruir la belleza, cuando somos capaces de matar al chico más bonito de la comarca.

Nunca he utilizado la muerte desde un lugar de espectacularidad, buscando que sea un giro dramático, una sorpresa, un golpe de efecto. La muerte en ficción también tiene que guardar unas claves éticas y narrativas, y, además, algunas tienen una finalidad importante narrativamente hablando. En este caso, la muerte de Albert es la que posibilitará la expiación del pecado de la comunidad y su regeneración. Es una muerte que empieza como una especie de Rashomon donde hacemos un recorrido por una pequeña y preciosa comunidad, que cumple ese dicho de ‘pueblo chico, infierno grande’, porque las diferencias se magnifican, debido a que la diferencia es más difícil y evidente.

Imagen de 'El cuerpo más bonito que se habrá encontrado nunca en este lugar' de Josep María Miró

‘El cuerpo más bonito que se habrá encontrado nunca en este lugar’ le valió a Miró el Premio Nacional de Literatura Dramática en 2022.

Además, es un texto que habla sobre el cuerpo mutilado y agredido, el cuerpo que desearíamos tener, poseer; el cuerpo diferente. Un texto donde el concepto de cuerpo político está presente. Y una idea muy importante que es clave: el cuerpo en teatro no es materia, sino que es convención.

El texto es para ti una geoficción, centrada en tu pueblo y, sobre un paisaje real, donde acontece una historia que no lo es. La obra está teniendo una aceptación maravillosa en muchos lugares muy distintos y que sienten como propio y cercano ese pequeño pueblo.

Sí, es una geoficción: he cogido mi pequeño pueblo de 2000 habitantes del interior de Cataluña y es, por tanto, un texto que huele a las flores y a las especies del campo de mi infancia. Lo siento profundamente local, es lo más local que he escrito. Y de golpe cuando te encuentras que hay personas en Uruguay, Grecia, México, Nueva York, Italia o en China que se sienten interpeladas te sientes muy sorprendido. Es un texto que está profundamente conectado con mi lengua, con la cultura, con el paisaje, con la tradición y lleno de signos de la tradición cristiana, nunca vistos desde un lugar de dogma.

La lengua, a través de la palabra, es constructora de teatralidad. En toda tu producción, pero en este texto en concreto su presencia y significación es capital. ¿La palabra debe ser imprescindible en el teatro?

Para mí sí, pero quiero puntualizar que para mí sí que hago teatro de texto. En el teatro hay otras variantes en las que la materia prima es muy distinta. Siempre digo que la palabra es generadora de pensamiento y de acción teatral y que la réplica normalmente es generadora de jerarquía y de roles. En la obra, hay un viaje diferente mucho más radical en la palabra. Esto al mismo tiempo también lo hace todo un poco más complicado porque yo tengo una relación excelente y de amistad con unos cómplices mayores que son los traductores. Todos están de acuerdo en que esta obra es la más compleja de traducir, porque hay varios monólogos y cada uno tiene un sistema de construcción de lenguaje diferente.

«Los personajes son lengua, yo soy lengua, el teatro es lengua. Para mí, el teatro es lenguaje»

Por otra parte, me parece que cuando el actor tiene un gran acompañamiento, como es el caso aquí con Xavier Albertí, de alguien que es capaz de desmenuzar las estructuras internas de comunicación y de lengua entiende perfectamente los personajes. Los personajes son lengua, yo soy lengua, tú eres lengua, el teatro es lengua. Para mí, el teatro es lenguaje. Luego podemos definir qué es lenguaje porque pueden ser muchos tipos de lenguaje, pero para mí el teatro es lenguaje. Y me parece que mi espacio de especulación es este.

Al Corral de Comedias de Alcalá llega Yo, travesti, una alterficción creada a partir de la vida de tu amigo, Roberto G. Alonso, que reivindica la cultura de los márgenes, el transformismo, la cultura travesti. ¿Cómo has vivido este viaje y cuál ha sido para ti el mayor descubrimiento al abordar esta historia?

Hice una adaptación de una novela que se llamaba Los hombres y los días (Els homes i els dies) en la que había una pequeña incursión sobre la cultura travesti. El personaje lo hacía Roberto G. Alonso. Él es un hombre que se reivindica como actriz. Se siente hombre, pero al mismo tiempo el rol con el que se siente más cómodo es el de los papeles femeninos. Y a partir de ese encuentro surgió la idea de crear este espectáculo que está hecho a medida para Roberto. El montaje es una carta de amor, de amistad a mi amigo con la que también me acerco a todo su imaginario. Hacemos un recorrido por el mundo del transformismo en Barcelona y en Madrid. En los primeros 20 años del siglo XX, antes de llegar a la Guerra Civil, hay muchísimas historias y personajes fascinantes, que forman parte del montaje porque cambiaron algunos de los paradigmas teatrales.  Es un espectáculo hecho con muchísimo cariño que combina cuplé, música, baile, humor, espacios de reflexión y de reivindicación de espacios emocionales.

«En Yo, travesti el punto de partida es que la propia literatura como ficción es un acto de travestismo»

Por otra parte, una idea sobre la que hemos trabajado mucho es el hecho de que el travestismo lo tenemos mucho más incorporado a la vida de lo que nos imaginamos. De hecho, el punto de partida es que la propia literatura como ficción es un acto de travestismo. La escritura en cierto modo es un acto travesti, pero también lo es la propia recepción.

Consideras que la cultura travesti es un constructor de identidad. Roberto se formó en danza y de eso hace 20-30 años. Por entonces siendo hombre no era una decisión fácil de tomar.

Existe una cosa, que hablamos de ella en el espectáculo, que va aún más allá. Cuando está dentro de la danza, cuando empieza a desarrollar su carrera, a finales de los 80 y principios de los 90, cuenta que era muy difícil que se le tomara en serio al querer hacer danza con tacones y peluca. Esto le convertía no en un coreógrafo, no en un bailarín, sino en una mamarracha. No era tomado en serio dentro del propio sector, que, afortunadamente, también ha ido evolucionando, al querer dedicarse a la danza con unos determinados parámetros estéticos y narrativos.

¿Crees que todavía sigue siendo difícil elegir hoy determinadas profesiones?

Realmente el mundo es mejor y hemos hecho viajes interesantes donde la ficción ha sido muy importante para reivindicar miradas del mundo. Para el colectivo LGTBI hay más referentes, pero al mismo tiempo nos encontramos con la intolerancia de determinados partidos, grupos y ciudadanos. Roberto cuenta en el espectáculo que hace muchos años sufrió una agresión, y volvió a sufrir otra cuando estábamos en la parte final del proceso creativo. Una agresión por alguien en la calle, anónimo, que no le gustaba su aspecto. Sigue habiendo muchos actos de rechazo y de violencia contra la diferencia. Pero, insisto, esta aceptación no solo tiene que ver con nuestra profesión, hay muchas más y a veces mucho menos evidentes y de las que se ha hablado menos.

Imagen de 'Yo, Travesti' de Josep María Miró

Roberto G. Alonso protagoniza ‘Yo, travesti’, una alterficción que reivindica la cultura de los márgenes.

Me acuerdo hace muchos años cuando estudiaba periodismo, una profesión altamente feminizada, pero en cambio jerarquizada por hombres. Las violencias y los niveles de abuso dentro del periodismo hacia la mujer son muchos y se han contado muy poco en este sentido. Al mismo tiempo las chicas que se decantaban por hacer ingenierías o carreras más técnicas eran una minoría dentro de un grupo. En los últimos años, afortunadamente, hemos vivido reflexiones sobre la necesidad de igualar los géneros en las profesiones.

Escuchándote me venía a la cabeza que hay otro caso en el tema de las profesiones totalmente contrario y que sigue estando vigente: en la carrera de magisterio (en todas sus ramas) no es muy común ver a hombres. Cada vez es más normal, afortunadamente, pero siguen siendo minoría.

Siempre he sido consciente de que hay una parte importante de mi teatro que ha especulado mucho sobre la masculinidad. Una obra como El principio de Arquímedes habla sobre el prejuicio, la duda de la ternura de un hombre. En Nerium Park se habla de ese momento cuando el hombre pierde lo que piensa que es su papel, su rol dentro de una pareja convencional o con un determinado modelo social. Para mí hay un espacio que me ha interesado siempre, y sobre el que he escrito: de qué forma vivimos esto que llamamos masculinidades, roles.

Por otro lado, vas a estrenar como adaptador Reyes del mundo, una obra basada en la novela de Sebastià Alzamora. ¿Cómo surge este proyecto de dramaturgia? ¿Conocías la novela?

En este caso no conocía la novela; la propuesta me llegó de José Martret, con quien tengo una gran relación de amistad. El Teatro Principal de Palma, que hizo la producción de este espectáculo, le propuso a José la novela de Sebastià Alzamora, y él me propuso a mí hacer la adaptación.

«En Reyes del mundo, los personajes me servían para hablar de al servicio de qué entregamos la vida»

Las ganas de trabajar con Martret y la novela me resultaron dos razones muy interesantes para contar la historia de dos figuras muy relevantes, Joan Mascaró (pensador fundamentalista y traductor) y Joan March (empresario a quien se ha conocido popularmente como el banquero de Franco), nacidas en el mismo pueblo mallorquín de Santa Margalida, y que tuvieron una incidencia muy importante en el siglo XX. Al mismo tiempo estos dos personajes me servían para hablar de al servicio de qué entregamos la vida, cuál es la naturaleza de nuestros proyectos, de nuestras convicciones. Hay una frase de la obra que dice: «Llegado un punto uno piensa: ¿a qué ha entregado la vida? ¿A qué y a quién?» Estos dos personajes nos permitían hablar de muchas cosas más allá del gran relato histórico, el cual da muchísimas pistas sobre el convulso siglo XX.

¿Cómo ha sido el proceso de dramaturgia?

He intentado mantener el pulso literario buscando toda la teatralidad. Son solo cuatro actores y son muy importantes los personajes satélite, los que están al lado de estas dos mentes privilegiadas. Uno es Kathleen Ellis, la mujer de Mascaró y el otro es Emili Tremulles, director de la banca March y la mano derecha e izquierda de Joan March. La narración pasa por su mirada, ellos son los que nos van conduciendo en este relato.

Imagen de 'Reyes del mundo' de José Martret

La obra ‘Reyes del mundo’ sube a la escena la vida de dos figuras muy relevantes del siglo XX: Joan Mascaró y Joan March.

Por otro lado, no conocía a Sebastià Alzamora en persona. A veces haces una adaptación y no tienes al autor vivo. Desde el principio, los dos tuvimos un diálogo siempre muy fluido de compartir el material y formar parte del proceso. Él fue muy respetuoso. Es una adaptación que sé que le hace feliz. Él me decía: «Has alterado todo, has generado una estructura muy diferente a la de la novela, pero siento que has mantenido todo al mismo tiempo». Por mi parte, he intentado formar parte del proceso y estar en diferentes momentos de creación del montaje, y poder ver cómo crecía y cuáles eran las necesidades teatrales.

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Escrito por
Bea López TWITTER

Periodista y filóloga hispánica que ha hecho de su pasión por la cultura y las artes escénicas su forma de vida. Creadora de contenidos editoriales de TeatroMadrid y redactora de la Revista TM.

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