40º ANIVERSARIO

Ricardo Iniesta: «En el futuro de Atalaya está la creación de una ciudad del teatro»

La compañía sevillana Atalaya Teatro celebra sus cuatro décadas sobre los escenarios con una extensa gira que ha comenzado el año en Madrid

Bea López
Atalaya Teatro celebra sus 40 años sobre los escenarios.

La compañía sevillana Atalaya Teatro cumple 40 años de trayectoria escénica con 25 espectáculos en su producción.

Atalaya Teatro es una compañía estable de teatro fundada y dirigida por Ricardo Iniesta con sede en Sevilla. Creada en 1983, durante estos 40 años de trayectoria profesional, la formación ha estrenado 25 espectáculos, que se han representado en más de medio millar de ciudades y en 180 festivales de todo el mundo. Nombrada Premio Nacional de Teatro en 2008, ha recibido más de 60 galardones en el territorio nacional, además de varios reconocimientos internacionales.

Con motivo de este aniversario especial, Atalaya ha emprendido este 2023 una extensa gira de celebración que ha llegado a Madrid con tres espectáculos: Elektra.25, el pasado enero en los Teatros del Canal, y por su parte, el Teatro Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa acogerá durante este mes de febrero las obras El avaro (del 9 al 19 de febrero) y Marat-Sade (del 22 al 26 de febrero). Además, se celebrarán otras actividades tales como la proyección de la película documental El abrazo del tiempo y una masterclass impartida por miembros de la compañía.

Atalaya Teatro: una compañía de repertorio y proyección internacional

Atalaya Teatro ha conseguido crear un estilo propio que se fundamenta en tres principios: la energía del actor, tanto a través del cuerpo como de la voz, la fuerza expresionista de las imágenes y el tratamiento poético del espacio, la música y los objetos. Esto ha sido posible, en gran medida, gracias a la creación del Centro Internacional de Investigación Teatral TNT y a la continuidad de su equipo, que ha permitido que la compañía pueda dedicar largos procesos de investigación en cada montaje.

Las propuestas de la compañía sevillana siempre han contado con la acogida y el aplauso del público madrileño, y así Atalaya ha presentado en el último lustro muchos de sus espectáculos en varios teatros públicos tales como el Centro Dramático Nacional, Teatro Español, Teatro de la Comedia, Fernán Gómez y Teatros del Canal.

40 años no se cumplen todos los días y siempre es un grandísimo motivo de alegría que una compañía de repertorio con gran reconocimiento internacional siga llenando los escenarios e ilusionando al público. Por esta razón, TeatroMadrid ha querido celebrar un cumpleaños tan especial conversando con Ricardo Iniesta, fundador y director de Atalaya, sobre el teatro, la compañía y los nuevos sueños por cumplir.

40 años de producción escénica con 25 espectáculos. Si uno echa la vista atrás, ¿qué recuerda de cómo surgió todo hace ya cuatro décadas?

Todo arranca cuando estoy en la militancia antifranquista que me dio con los huesos en la cárcel en el año 1973. Mi hermano Carlos me propuso formar parte de un grupo de teatro universitario, y durante el verano de 1974 fuimos por pueblos de España presentando un espectáculo llamado Los caciques, de Arniches. Este fue el origen. Después seguí en la militancia política, y en el año 1978 volví al teatro y entré en el grupo Lejanía, donde viví un momento fundamental: en 1979 el grupo de teatro vikingo Odin Teatret de Dinamarca, fundado por Eugenio Barba, cambió toda mi visión. Ese teatro de calle me conquistó y nuestro grupo se encaminó hacia esa dirección. Y en 1983 decidí volverme a Sevilla; y ahí comienza Atalaya.

En la concepción del teatro de Atalaya es imprescindible el trabajo de investigación. En 1994, se crea el Territorio de Nuevos Tiempos. ¿Qué supuso su creación para la compañía?

Fue un momento muy importante porque el TNT cambió por completo nuestra forma de hacer. Habíamos tenido una gran crisis en 1992, el grupo que ya teníamos se rompió y lo rehíce. A partir de 1994, decidimos traer a maestros de todo el mundo, porque yo solo no me bastaba. Esas técnicas de todas las tradiciones teatrales del mundo son las que hemos ido aprendiendo los diferentes intérpretes de las distintas generaciones de Atalaya y del TNT.

Por otro lado, hubo un salto cualitativo 14 años después, cuando en 2008 se construyó el Centro de Investigación del TNT. A partir de este momento, ya no solamente hemos podido traer a maestros, sino tener dos espacios, que ahora son tres, de representación. Al mismo tiempo hemos podido llevar a cabo programas culturales de la Unión Europea, y la creación y apoyo de compañías residentes que funcionan en la actualidad con más de 50 actores procedentes de toda España.

Gracias al laboratorio escénico nació la posibilidad de poder tener un equipo estable de actores a partir de 1996. ¿Cómo repercutió este hecho en la creación escénica?

La repercusión fue muy grande. A partir de 1996, de forma paralela al equipo estable, está funcionando el laboratorio. Los propios actores se convierten en pedagogos. Ahora mismo tenemos un equipo estable de 12 pedagogos en el laboratorio y todos estamos en unos u otros espectáculos de la compañía; yo estoy en todos como director. Por otro lado, está el equipo estable de Atalaya con seis actores y hay otros cinco, más jóvenes, que fluctúan. Somos una gran tribu con unos cuantos hechiceros y con muchísimo que compartir.

'Elektra25.' es un espectáculo de Atalaya Teatro dirigido por Ricardo Iniesta.

En ‘Elektra.25’ Atalaya Teatro recupera la tragedia griega en una nueva versión del montaje, 25 años después.

Vuestra producción está marcada en una parte muy extensa por el repertorio español, pero también hay presencia de autores internacionales. ¿Qué criterios seguís para la elección de nuevos espectáculos?

Tenemos cuatro lenguajes dentro de nuestro estilo. El realismo expresionista con textos de Brecht, de Weiss, de Müller; el lenguaje grotesco, que es el de Valle-Inclán y Molière; el tercero sería el lenguaje mayestático, que es el que hacemos sobre la tragedia griega y Shakespeare; y por último, el onírico, que es el más mágico, que se apoya, en nuestro caso, en el teatro imposible de Lorca. Y a partir de ahí, tomamos decisiones sobre nuevos espectáculos. Nuestro próximo montaje va a ser Divinas palabras, una obra que ya hicimos hace 28 años, pero volvemos con una versión absolutamente diferente y nueva. Intentamos ir aprendiendo con distintos autores, impregnándonos de su estilo.

¿Cómo abordáis la labor de adaptación y creación de nuevas versiones a partir de textos preexistentes?

Depende muchísimo del autor y del texto. En el caso de El avaro de Molière, he hecho una adaptación muy profunda. Con todos mis respetos al dramaturgo francés, el texto es un poco arcaico, avejentado y le he metido algunas ideas como son las del desahucio, con ese componente social que tiene hoy. Y también he adaptado los propios nombres para llevarlos a nuestra realidad política de avaros. En el caso de Divinas palabras apenas lo vamos a tocar. Y cuando hicimos Elektra.25, la cuestión fue coger muchísimos textos de versiones nuestras anteriores, pero también de otros autores del mundo que han trabajo sobre la tragedia griega. Hay en este caso una gran labor de búsqueda y de rastreo para elaborar algo que esté en contacto con los actores.

Cuando empecé en la adaptación textual, me parecía un trabajo muy difícil. No me atrevo a escribir poesía o teatro, y sin embargo adaptar sí se me da muy bien. Como director, soy más escultor que pintor: quito lo que sobra, pero no sé pintar en un lienzo en blanco. Y me pasa lo mismo con la literatura: me siento más para adaptar que para crear.

Este año 2023 tenéis ocho espectáculos en gira para celebrar el 40º aniversario, tres de ellos con exhibición en Madrid. En enero estuvo Elektra.25 en los Teatros del Canal y ahora, en febrero, El avaro y Marat-Sade llegan al Fernán Gómez. En el caso de la obra de Weiss, ¿cuáles son las claves dramatúrgicas de vuestra propuesta?

Cuando el montaje se estrenó, había una dicotomía entre la idea del individualismo y la del colectivismo. Dentro de la obra, Sade es la metáfora de esa idea del individualismo y Marat es el icono del colectivismo. Hoy en el día el individualismo exacerbado lo representa el neoliberalismo, el capitalismo salvaje. Como dice Sade al final de la obra: «No he podido desvelar el enigma de si Marat hará posible que las premisas de un mundo con igualdad, libertad y humanidad predominen o, como otros pensamos, el hombre con el planeta acabará». Y eso es lo que está pasando ahora. El planeta solo se puede salvar si las ideas colectivistas prevalecen sobre las individualistas. Y después hay una consigna que está latente en toda la obra: no hay libertad sin igualdad. Y para mí es fundamental añadir la fraternidad a este sistema. Es necesario lograr aquellas tres consignas de la revolución francesa que todavía no se han hecho realidad.

'Marat-Sade' es un espectáculo de Atalaya Teatro dirigido por Ricardo Iniesta

El espectáculo ‘Marat-Sade’, inspirado en la obra de Peter Weiss, podrá verse del 22 al 26 de febrero en el Fernán Gómez.

El avaro es una de las obras cumbre de Molière, escrita hacia el final de su vida. En vuestro montaje lo musical adquiere una gran importancia. Desde esta premisa, ¿cuáles han sido los mayores retos de esta adaptación?

Literariamente El avaro no es una gran obra, y hemos tenido que encontrar el conducto para movilizar al espectador. Y vimos que eso era posible a través de la música, ya que las palabras de Molière no son poéticas, son prosaicas. Hemos entrado así en el mundo musical con más de 20 temas interpretados en vivo. La música permite que se generen esos climas y ese punto grotesco de la propuesta, aportando al texto un carácter mucho más mágico. Pude ver una versión argentina que me marcó mucho la línea de trabajo en este sentido. Por otro lado, tenía en mente la película de El avaro de Louis de Funès. Fue un referente para mí al ver el personaje de Harpagon que él hace, porque ahí me di cuenta de que lo podía hacer la actriz Carmen Gallardo.

¿Qué nuevos sueños tiene Atalaya por cumplir? ¿Cómo se ve el futuro de la compañía de aquí a, al menos, 40 años más?

Nos gusta mucho dejarnos sorprender por los guiños que nos da la propia trayectoria. Trabajo solo con uno o, como mucho, dos textos más en la cabeza. Lo que sí tenemos muy claro es que en el futuro de Atalaya está la creación de una ciudad del teatro. El ayuntamiento de Sevilla nos va a ceder otros 7.000 metros de terreno, que son más del doble de lo que tenemos ahora en el Centro de Investigación. Queremos crear más espacios para danza, cine, teatro comunitario…Todo son utopías: unas se van cumpliendo, otras se van quedando en el camino y algunas se van reconvirtiendo. Y así llevamos ya 40 años y todavía tenemos cuerda para rato.

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Escrito por
Bea López TWITTER

Periodista y filóloga hispánica que ha hecho de su pasión por la cultura y las artes escénicas su forma de vida. Creadora de contenidos editoriales de TeatroMadrid y redactora de la Revista TM.

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