Una programación de temporada es una declaración de intenciones. Esta temporada 24-25 en la que la mayoría de los teatros públicos de Madrid han decidido virar hacia el teatro clásico, ha supuesto un golpe drástico a la dramaturgia contemporánea.
Pero siempre hay luz al final del túnel y salas alternativas como el Teatro del Barrio que, a pesar de haber sido galardonado con el Premio Nacional de Teatro en 2024, fue excluido este año de la programación del Festival de Otoño sigue abanderando la cultura como acto de resistencia.
Bajo el lema de «prestar atención», el equipo del teatro invitó a medios y artistas a sumarse a su visión de una cultura que ilumina como las luciérnagas de Pasolini, resistiendo el brillo cegador de los autoritarismos contemporáneos.
Un espacio para la diversidad cultural
El propio formato en el que se ha compartido esta programación, invitando a los artistas y la prensa en torno a una mesa con comida, constituye ya una práctica cultural y relacional. Este enfoque resalta la misión del Teatro del Barrio de ser más que un espacio escénico, convirtiéndose en un puente entre las inquietudes artísticas y sociales.
El teatro reafirma su identidad como un espacio de repertorio, apostando por espectáculos que han marcado su trayectoria y continúan siendo relevantes. Ejemplo de ello es No solo duelen los golpes, una obra que lleva una década resonando en este escenario con Pamela Palenciano.
La Temporada Chica también destaca su diversidad de propuestas, entre las iniciativas más esperadas se encuentra Panza de Burro, adaptación de la novela homónima de Andrea Abreu, llevada a escena por la compañía canaria Delirium Teatro.
Otro proyecto destacado es Lavapiés, una creación de Fernando Ferrer que reinterpreta la esencia de Romeo y Julieta situándola en un edificio del popular barrio madrileño. Esta obra aborda conflictos familiares y políticos en un contexto de especulación inmobiliaria, añadiendo capas de crítica histórica y social. Con un elenco de ocho actores y una atmósfera profundamente bonaerense, Ferrer promete una experiencia cargada de emoción y reflexión.
Viva el fracaso
En el marco de Viva el fracaso, un espacio que reivindica el error y la renuncia a la perfección, el Teatro del Barrio se convierte en un lugar donde artistas y espectadores pueden «resbalar y caer» con la garantía de una mano amiga para levantarse. Este ciclo es un homenaje al fracaso como oportunidad creativa y al arte de la torpeza, ejemplificado por los clowns y nombres destacados como Pepe Viyuela, quien regresa a sus orígenes con su clásico Encerrona.
«Queremos reivindicar, no solo el error a lo Beckett, sino renunciar a la perfección, a la excelencia, y permitir a nuestros artistas resbalar y caer»
Así destaca Ana Belén Santiago, Directora Artística de Teatro del Barrio el enfoque en este espíritu de celebración de la imperfección, que se ve complementado también con la obra donde participa Luis Bermejo, Hoy tengo algo que hacer, una reflexión cargada de humor y ternura sobre el arte y la vida.
La imaginación como arma de construcción masiva
Otro eje temático de la programación es la imaginación como herramienta para abrir grietas en un mundo que a veces se siente pequeño. Clara Sanchís presenta su espectáculo Miércoles que parecen jueves, una obra escrita por Juan José Millás y dirigida por Mario Gas, que cuestiona la identidad y rinde homenaje al teatro como origen de la palabra y la escritura.
«Millás dice que el teatro es el origen de todo, un canto a la libertad de pensamiento y a luchar por ella»
Comenta Sanchís, quien destaca la profundidad filosófica de la obra y su conexión con el espectador. En palabras de la protagonista, la obra «habla de cuestionar todo, empezando por la identidad, y de inventar personajes que secuestran al teatro para reinventarlo».
Por otro lado, Rubén Ochandiano aporta una mirada renovada a La Gaviota de Chéjov con un monólogo que imagina a Kostya, el personaje central, 20 años después de los eventos de la obra original. «Es un hombre de 45 años reflexionando sobre los pilares de su existencia: la vocación, la intimidad y el otro», explica Ochandiano, quien agradece al Teatro del Barrio por ser un espacio donde propuestas arriesgadas encuentran un hogar. Este monólogo también aborda temas universales como la búsqueda de sentido y el funcionamiento de los teatros públicos.
La migración y la búsqueda de nuevos horizontes también tienen su lugar en la programación con el espectáculo Entrecruzad@s, dirigido por Juliana Reyes. Inspirado en su experiencia personal y en las emociones universales de los migrantes, esta obra combina danza y teatro para explorar las transiciones y los desafíos de cambiar de lugar y contexto.
«El derecho a la belleza, como decía Emma Goldman, tiene que ver con poetizar el mundo»
Reflexiona Reyes, conectando su trabajo con una búsqueda más amplia de significado y conexión. Para llevar a cabo este montaje, Reyes ha reunido a un elenco diverso en estatura, raza y origen, reflejando la universalidad de la experiencia migratoria.
La programación del Teatro del Barrio demuestra que el arte no solo entretiene, sino que también cuestiona, transforma y conecta. Estas son solo algunas propuestas que podrás ver en la nueva Temporada Chica de Teatro del Barrio, puedes consultar la cartelera completa aquí.