Primero fue la película de Alan Parker (1980), dos años más tarde la famosa serie de televisión, y ya hacia finales de la década de los ochenta llegaría la versión musical de Steve Margoshes y Jacques Levy. De todas las versiones, quizás la teatral es la más floja. Le cuesta presentar los personajes, y pierde todo el primer acto apuntando temas pero sin aportar ningún conflicto dramático de interés. Lo deja todo para la segunda parte, que acaba acumulando una serie de tramas que no pueden desarrollarse bien y que dejan la sensación de ser una excusa para rellenar los números musicales. Ya se hizo una adaptación de esta obra en el 2004, con dirección de Ramón Ribalta y coreografía […]
Carles Armengol Gili
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