Un joven atado a una silla y un hombre con una careta de… ¿Blancanieves, Rapunzel, Ariel? Ah, no… ¡De la Bella Durmiente! Esta es la imagen con la que despierta la obra y que ya nos va lanzando pistas de que El secuestro va a dar de todo, menos miedo. Durante 75 minutos entramos en la casa de Paco, un carnicero cincuentón cuyo puesto de trabajo pende de un hilo. ¿El culpable? Un ministro corrupto que quiere cerrar el mercado donde trabaja. Es por ello por lo que el protagonista decide tomarse la justicia por su mano y, sin experiencia previa, secuestrar al hijo del político. Pero todo se tuerce con la inesperada visita de su hermana y su cuñado… […]
Helena López Algaba
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