Un bosque onírico, de tocones desnudos, es decir, la promesa de un bosque, remoto y frío, es la sencilla y bonita escenografía en la que Alonso (Carlos Algaba) anuncia una despedida (o una huída). Es el lugar donde da fe del comienzo (o el comienzo del fin) de una crisis personal, de un deseo íntimo de desaparecer y de iniciar una nueva vida lejos de sus raíces, de su familia, sus amigos, su trabajo… Whitehorse, Canadá, es el lugar elegido para su renacimiento. Whitehorse es remota, fría, pero como tantos anhelos de reinicio, también es una idealización: es el lugar de los recuerdos ajenos de un pasado, el de su madre omnipresente, que le empujan en su deseo de desaparecer, […]