La multipremiada compañía andaluza El Espejo Negro, 35 años de existencia, ahí es nada, adapta el filme de Berlanga, fiel que no literalmente, que cada lenguaje tiene sus reglas. Recibida y sigue siéndolo, alegato contra la pena de muerte pero, casi más, hoy en día, contra la hipoteca del alma, la miseria no solo económica, la necesidad, los sacrificios que exige una vida “normal”. Un verdugo debe jubilarse. Él y su hija convencen, a la fuerza, al yerno para tomar el relevo, como única manera de conseguir “el pisito”, que todo lo era y no está tan lejos de la actualidad. Sin banalizar, hay dos condenados en cada caso. Por suerte, se mantiene el humor, negrísimo y tierno, para dejarnos […]
Hebert Parodi
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