La noria invisible

Una historia simple, construida (casi) para un niño. Un escenario desnudo, armado con un ropero y sillas de mobiliario escolar. ¿Qué más podría necesitarse para contar y embelesar al público? Dos buenas intérpretes que se prenden sobre el escenario. Es fácil encontrar el sello Troncoso, más en esa especie de réplica inspirada en su famosa 'Princesas del Pacífico'. En este caso, 'La noria invisible', una trama tierna y sencilla, construida sobre una amistad y sobre todo aquello que no se puede decir, nos mece para llenar una sala silenciosa que ríe a carcajada limpia sobre un texto construido con primor y tiento. Trabajo, de nuevo, recomendable (e inolvidable) de un dramaturgo completo hecho a sí mismo.

Cuando una obra se cataloga "para todos los públicos" se refiere a la clasificación por edades (esa que miramos todos los padres "por si acaso antes de"). En el caso de "La Noria Invisible" José Troncoso ha conseguido que sea para todos los públicos, pero literalmente. Porque "la Gafas" y "la Tetas" son dos personajes universales, todos hemos pasado por ahí o vamos a pasar... Todos los espectadores han estado ahí, donde están ellas, y estarán a donde van, si no lo han estado ya también... Esa es la magia de esta obra, todos los espectadores empatizan con ellas, da igual su edad. Y ellas lo bordan, directamente. Consiguen teletransportarte a donde quieren con humor pero con ternura al mismo tiempo. Y sin caer en el sentimentalismo o la lágrima fácil, que es lo difícil.

Quien tenga hijos adolescentes sabrá perfectamente lo complicado que es recortarles un ratito de tiempo de su móvil, su Play o sus amigos para llevártelos al teatro y una vez allí tampoco lo suelen poner fácil con su lenguaje no verbal... Por eso la recomiendo también a todos aquellos sufridores progenitores que tan ardua tarea tienen por delante para elegir una obra que logre sacarles de sus redes sociales, aunque sea un rato. El mío, con la boca abierta, no quitó ojo de esas dos alumnas que tenían los mismos problemas que puede tener él, que pude tener yo, que podrán tener sus hijos... "La Gafas" y "la Tetas" somos todos, ¡tengamos 9 o 99 años! Ideal para compartir un rato cultural con cualquiera de nuestros seres queridos: padres, hermanos, amigos, hijos, parejas... seguro que nos comprendemos un poquito mejor después.