Una mesa, tres historias…y un menú que inicialmente promete, pero que tristemente no me dejó con el sabor de boca esperado. (Probablemente porque lo que había leído sobre esta obra, catalogada como comedia, no corresponde del todo a lo que vi)
La entrada al espectáculo es original, nos presentan lo que veremos a continuación de manera cómica y agradable.
Se trata de historias individuales, todas ellas relacionadas con diferentes tipos de parejas, cada una con sus particularidades y con un giro final que sorprende. Ninguna de ellas te deja indiferente, y a pesar de tener un puntito cómico, generan más bien cierto desconcierto. A medida que avanzaban, esperaba ansiosa que cada historia superase a la anterior, y en cierto modo el ritmo va in crescendo, pero aún así se quedó un poco escaso.
La puesta en escena es minimalista. El elenco lucha su papel, con entusiasmo y profesionalidad, aunque no les terminé de ver cómodos. Creo que la energía del público quizás no fue la mejor, y en este tipo de salas tan cercanas es un arma de doble filo, para bien, puede elevar la obra a lo más alto, pero si la energía es escasa, puede hacer que falte esa conexión que hace que te enganche la historia y conectes a fondo con los personajes. Personalmente creo que fue el motivo por el que no me terminó de atrapar.