La creadora Marie Delgado y su compañía La Tarara Company ha conseguido realizar una obra con un estilo que nunca antes había visto. Esta pieza teatral plantea una nueva era en la que solo existen personas jóvenes, bellas, inmortales y con cuerpos y comportamientos perfectos. A primera vista, puede sonar positivo y utópico, pero la propuesta se encarga de demostrar cómo esto es antihumano y distópico.
La obra consigue aunar diferentes estilos que convergen en una misma dirección, se menciona que combina la tecnología futura con el costumbrismo andaluz, aunando el imaginario audiovisual del director David Cronenberg y el Teatro de la Muerte del creador Tadeusz Kantor. Personalmente, añadiría que por la interpretación de los actores y por ciertos códigos también sentí pinceladas del expresionismo alemán, el futurismo, el teatro épico de Brecht y el happening. Sin duda, una de las propuestas más arriesgadas que he visto.
Aunque a primera vista pensé que no sería una propuesta hecha para todos los públicos, después de reflexionar he llegado a la conclusión de que la historia en sí misma encierra algo universal: es una historia personal que está basada en experiencias personales de la creadora. Todo comienza desde el Hospital de Puerto Real (Cádiz) con la muerte de su tía Milagros, una persona con diversidad funcional y obesidad que era burla en Chiclana de la Frontera. La creadora se abre en canal mostrando su orgullo y haciendo un llamamiento a nuestra sociedad (cada vez más inmoral) de integrar, o mejor dicho de INCLUIR a personas de esta tipología.
Es cierto que por gusto personal, aunque valore todo el esfuerzo del elenco hubo instantes en los que desconecté de la obra (lo que también creo que busca en algunos momentos) y que en los últimos minutos se me hizo algo larga. Sin embargo, destacar la corporalidad de todos los actores y actrices, había momentos en los que de verdad sentí que Marie Delgado era la robot LLL. Sin duda se aprecia una amplia formación en danza y expresión corporal porque consiguió que dejara de ver una humana en escena y viera un robot.
En definitiva, es una obra de teatro que es muy diferente a lo que suele hacerse en escena. Solo por eso y por su brillante ejecución merece la pena verla. Además, aseguro que hay momentos en los que el humor predomina de tal forma que es inevitable no reírse.