La destrucción de Numancia, a pesar de haber ocurrido en el 133 a.C., en esta propuesta dirigida y versionada por José Luis Alonso de Santos, nos recuerda que se trata de una historia muy actual. La obra muestra la tragedia de forma descarnada, pero con un tono alegórico. Cabe destacar la impecable dirección adjunta de Pepa Pedroche, quien actúa interpretando a La Fama, madre con hijos.
Esta obra teatral, escrita en verso por Miguel de Cervantes, se centra en el asedio del ejército romano que sufrió la ciudad de Numancia tras trece años de guerra. El horror y a su vez, la heroicidad está en la decisión final de los numantinos de acabar con la vida de sus civiles antes de que los romanos puedan convertirlos en esclavos y torturarlos. Lo que mejor rescata la propuesta escénica es el desarrollo emocional: a través de las escenas, el espectador va sintiendo la tortura que sufren los numantinos al vivir en el hambre y la miseria más absolutas. Al principio, a mí personalmente, a pesar de ser un amante del teatro clásico, me costó entrar en la obra, pero según avanza acaba conmoviéndote.
Más allá del extraordinario elenco, lo que impresiona de la obra es toda la propuesta escenográfica: escaleras que salen y entran, un ciclorama que se adapta a la dramaturgia y un uso del humo que sugiere lo que no se ve. Además, un vestuario que dota de grandilocuencia y verosimilitud a la propuesta planteada.
En definitiva, una obra que no conocía y que me ha hecho descubrir más sobre Cervantes, sobre la historia y sobre porque creo fielmente que el ser humano debe de ir al teatro.