KULUNKA TEATRO CUMPLE QUINCE AÑOS Y LO CELEBRA EN EL TEATRO ESPAÑOL

Iñaki Rikarte: «Creo que hace falta mucha valentía para mostrar ternura»

Hablamos con la compañía sobre su trayectoria teatral

Kulunka Teatro es una de esas rara avis que aparecen para hacer del teatro un lugar mejor, más humano, más profundo. Y lo hace sin palabras. En medio de tanto grito (tantas guerras, tanta violencia) ellos, desde el silencio, lo dicen todo. Cuentan historias conmovedoramente humanas. Y lo hacen bajo una máscara.

La compañía cumple quince años. Quince años en los que su teatro se ha convertido en un referente internacional. Quince años de trabajo, de investigación, de crecimiento, de riesgo, de salto al vacío, de rigor y de pasión. Quince años y tres espectáculos de teatro de máscaras (y otros tres de texto, música y poesía) que llegan al Teatro Español. Quince años y dos semanas para disfrutarlos: del 17 al 29 de septiembre.

Acostumbrados al silencio en escena, la compañía nos presta sus palabras para hablar de su trayectoria: charlamos con Garbiñe Insausti, José Dault (cofundadores de la compañía, y actores) e Iñaki Rikarte (director).

Imagen de 'André y Dorine'

Imagen de ‘André y Dorine’

¿Qué tal? ¿Cómo estáis? ¿Ilusionados por esta triple programación que celebra vuestros quince años en escena?

Garbiñe Insausti: Pues, sí, ilusionados por esta oportunidad de poder presentar los tres espectáculos en un teatro como el Español. Para nosotros es un lujo y es un honor. Un espacio donde hemos visto muchas cosas que nos han inspirado.

José Dault: Y muy felices y muy agradecidos por tener la oportunidad de hacer balance de estos quince años en un mismo escenario y en dos semanas. Con muchas ganas de compartir la experiencia con el público de Madrid.

Cumplís quince años y os quiero preguntar con qué soñabais hace quince años.

Garbiñe: Los sueños eran pequeñitos. Nuestro impulso era contar una historia con un lenguaje que en realidad no conocíamos, pero que nos resultaba atractivo. Formamos equipo, unos cuantos locos nos dijeron que sí y empezamos a trabajar. Pero ni en nuestros mejores sueños hubiéramos imaginado este recorrido ni que estaríamos haciendo tres obras seguidas en el Español.

José: Hace quince años con lo que soñábamos era con sacar adelante un espectáculo.André y Dorine, que fue el origen de toda esta familia maravillosa que hemos creado. En ese momento la curiosidad por el código, por el lenguaje, por la experiencia de lanzar un proyecto fue tan inmediata que no nos paramos a hacer el ejercicio de proyectar el recorrido que iba a tener la obra.

Ha sido un sueño que habéis ido cumpliendo año a año. E imagino que también ha sido un sueño que os hayan dado todos los premios que habéis ganado. Como los dos últimos Max, a mejor dirección y a mejor autoría teatrales.

Iñaki Rikarte: Sí. Estamos muy sorprendidos y muy agradecidos. Hace quince años yo creo que ninguno de nosotros pensaba que nos iban a dar nunca un premio. [Risas] Estos años han sido como una escalera, y eso se ve por ejemplo en quiénes han sido los productores de nuestros espectáculos: en el primero estaba solamente Kulunka, en en el segundo ya estaba el teatro Victoria Eugenia de Donostia y la Scène Nationale du Sud-Aquitain, y en el tercero también el Arriaga, el Victoria Eugenia y el CDN. Y todo ha resultado natural, pero desde luego que hacia un lugar absolutamente inesperado. Y con los premios, pues igual.

Es maravilloso que os haya pasado todo esto, porque hacéis algo muy especial: se os conoce por vuestro teatro de máscaras. ¿Cómo se ve el mundo a través de una máscara?

José: Se ve muy poco. [Risas]. Esta pregunta tiene miga. La máscara nos ha hecho encontrar nuestro propio código, nuestra forma de contar; y hemos tenido que buscar ahí los límites, la manera de ejecutar, la partitura de movimientos… Y como actor es un ejercicio de eliminar el ego. De ponerte claramente al servicio de la historia y transitar por ella.

Iñaki: Y como compañía, la máscara nos obliga a mirar el mundo de una determinada forma. Casi nunca puedes contar lo primero que se te ocurre. El lenguaje de las máscaras es muy limitado y obliga a trabajar buscando la esencia de las cosas.

Lo que más me emociona de vuestro trabajo es que os ponéis una máscara, os cubrís, para contar algo con mucha verdad. Es un poco contradictorio: taparse para ser más verdadero.

Garbiñe: Parece una paradoja, es verdad. Cómo cubriendo nuestro rostro y con un lenguaje tan limitado, que prescinde de la palabra, se puede llegar lejos. Esa es la intuición que nosotros tuvimos cuando empezamos a trabajar de una manera muy ingenua en este universo. Y lo hemos podido constatar después, y eso es lo que nos ha enganchado de este lenguaje. Yendo a la esencia de las cosas hemos llegado a compartir nuestras historias con públicos muy diversos. Es muy bonito ver que puede que no te entiendas en la calle, pero te entiendes en el teatro. Cuando preguntabas que cómo se ve el mundo a través de una máscara, en este sentido se ve también con una gran unidad. Se crean lazos con el público de Madrid, de Hong Kong o de Kuala Lumpur.

Imagen de 'Solitudes'.

Imagen de ‘Solitudes’.

Garbiñe, además, tú eres creadora de las máscaras que usáis en escena.

Garbiñe: Sí. Y tengo mucho que agradecer a José y a Edu [Cárcamo]. Entre los tres damos vida a esas máscaras y sin eso serían solo cartón piedra. El trabajo está en quien está debajo.

Puede que no te entiendas en la calle, pero te entiendes en el teatro.

¿Las máscaras las construís cuando aparece un nuevo personaje? ¿O se hace la máscara y luego se habita el personaje?

Garbiñe: De las dos maneras. A veces necesitamos un personaje determinado y voy al taller y trato de crearlo. Y a veces se crea una máscara un poco sin saber para qué y después le hemos dado su hueco. Como muchas cosas en Kulunka, es un trabajo muy intuitivo. Y de probar.

Y precisamente como probáis, después de hacer teatro de máscaras os lanzáis a generar teatro de texto. ¿Sentís vértigo al quitaros la máscara y hablar en escena?

Garbiñe: Bueno, nuestra formación en la RESAD fue en el recorrido de teatro textual. Menos Edu, que sí hizo la rama gestual. Pero sí, después de estar debajo de la máscara puede dar vértigo. Y, al mismo tiempo, este código nos ayuda, porque es un lenguaje que te obliga a ser muy limpio, muy riguroso con tu cuerpo, con mucha conciencia de lo que haces. Y eso se puede trasladar también el trabajo del texto.

José: Yo creo que el enfoque a la hora de trabajar es el mismo. Nuestro teatro es de texto, aunque no haya palabras. Hay una dramaturgia. Y a mí también me ha aportado mucho el trabajo con la máscara: con ella todo es aquí y ahora. No tienes dónde esconderte, paradójicamente. Con la máscara hay cosas que resultan muy evidentes que sí se pueden camuflar con la expresividad de la cara o de la voz.

José ya nos contó que «kulunka» significa ‘mecer’ o ‘acunar’, en euskera. En lo que hacéis hay ternura. ¿Creéis que hace falta la ternura en el mundo?

Iñaki: No me atrevo a decir si hace falta, pero sí creo que hay como un prejuicio con la ternura que yo pienso que está bien enfrentar. A veces parece que cuando uno se muestra tierno se muestra débil. Y yo creo que hace falta mucha valentía para mostrar ternura.

José: Vivimos en una sociedad que adolece de gestionar sus emociones, y lo vemos, por ejemplo, en los nuevos modelos de paternidad y maternidad que estamos generando. Los espectáculos de Kulunka, por encima de todo, invitan a sentir. Hay ternura y hay mucha crudeza. La ternura es un sentimiento muy potente y hay que ser valiente para, por ejemplo, llorar en público.

Iñaki: Y el código con el que trabajamos nos ayuda a hacer esto. Obviamente todo lo que el espectador ve es mentira: aparecen unos cabezones en escena y hay que creerse que les pasan cosas. Eso obliga al espectador a colocarse en una posición muy abierta, predispuesta al juego. El público se sienta y decide creer en eso que es, a priori, tan falso, y eso provoca un sentimiento muy puro. La ternura se caracteriza por la falta de barreras a la hora de expresar los sentimientos, las emociones más profundas.

Los espectáculos de Kulunka, por encima de todo, invitan a sentir.

Antes decías, José, que vuestro teatro también es texto. Y os dieron el Max a mejor autoría teatral. Me parece importante porque creo que cambia muchos paradigmas.

Iñaki: Es que la autoría teatral no solo está ligada a la palabra, a la literatura dramática.

José: El teatro no es solo palabra. Cuando digo que nuestro teatro también es texto me refiero a que tiene una estructura, un guion de acciones. Está vertebrado como un texto. De la misma manera que a una secuencia de un bailarín le llamamos «frase» musical, aquí también tenemos frases, aunque sean físicas.

Garbiñe: Nos hizo especial ilusión este premio porque constata que la mirada con respecto a las maneras de hacer, a las posibilidades artísticas, se está ensanchando. Ha sido mucho trabajo para crear la dramaturgia de Forever entre los cuatro, y que se viera reconocido nos hizo ilusión.

¿Cómo afrontáis esta programación de vuestros tres espectáculos de máscara seguidos?

José: Yo tengo muchas ganas y siento cierta responsabilidad, porque quizá vendrá gente a ver André y Dorine después de haberla visto hace diez o quince años. Eso me genera mucha expectación: ver cómo se enfrentan a su propio recuerdo de la obra.

Garbiñe: Hacer los tres seguidos es un reto a nivel actoral. Pero es verdad que nuestros espectáculos están vivos, en activo. No es que volvamos a ellos después de quince años. Giramos con los tres porque el equipo estable se mantiene, que también es una rareza.

Iñaki: Va a ser una oportunidad de compartir con el público madrileño nuestro viaje. Cómo hemos ido cambiando y cómo ha cambiado nuestra mirada sobre el propio oficio y sobre el mundo.

Imagen de 'Forever'.

Imagen de ‘Forever’.

Como espectadores, ¿qué os gusta ver en el teatro?

José: Todo lo que podemos. Lo que nos permite la agenda de paternidad, que ya sabes tú también de lo que hablo.

Iñaki: Yo, por mi parte, voy mucho menos de lo que me gustaría.

Garbiñe: Sí. Estamos de acuerdo en eso.

José: Yo creo que hay mucha gente haciendo muchas cosas muy buenas y muy interesantes. Por eso estar en el Español es todavía más regalo, porque hay muchas compañías merecedoras de estar ahí. Eso nos hace sentir todavía más afortunados y responsables de lo que vamos a compartir.

Garbiñe: En este sentido yo quiero agradecer a quienes han creído en nosotros, y en este lenguaje poco habitual, y nos han acompañado durante estos quince años. Gracias a esas personas vamos a pisar estas tablas.

Iñaki: Sí, gracias a quienes han hecho el esfuerzo de apoyar un teatro así, por demostrar que se puede hacer teatro de máscaras para adultos.

La ilusión es lo que te sostiene aquí.

Para acabar: ¿con qué soñáis para los próximos quince años?

José: Como compañía, con seguir creando juntos. Con no perder la ilusión y mantener la necesidad de contar juntos. Lo más bonito que nos ha pasado ha sido encontrarnos. Entonces… que eso pueda seguir con vida. Que eso siga teniendo sentido. Y todo lo demás serán consecuencias de eso.

Iñaki: Me sumo a eso, porque la ilusión es lo que te sostiene aquí, empezando un nuevo proyecto y teniendo fe. Me gustaría estar dentro de quince años empezando algo con ganas.

Garbiñe: Me sumo a ellos. Creo que no se puede explicar mejor.

Gracias a los tres por haber sacado un hueco para charlar y ojalá el Español se llene a diario para veros.

Compra ya tus entradas:

Escrito por

Hablo de teatro porque conozco bien sus tripas. Creadora de contenidos editoriales y redactora de la Revista Teatro Madrid.

Artículos relacionados
Beatriz Rico en 360º

Beatriz Rico en 360º

Hoy tengo una cita un poco especial. Ella no lo sabe, pero ya hemos coincidido antes en varias ocasiones. Cuando yo era pequeña vino a mi colegio a presentar el […]

Comentarios
Sé el primero en dejar tu comentario
¡Enlace copiado!