Mamma mía qué rato!

Fui a ver el musical con mi hija de 9 años y salimos las dos encantadas, menudo subidón, qué rato pasamos.
Ya desde la entrada al teatro, llama la atención la escenografía, que recibe al espectador con un ambiente marinero que nos traslada a la costa griega. Empieza fuerte la experiencia, llevándonos muy lejos del frenético Madrid, desconexión pura!
No había visto la película, así que no tenía mucha idea de lo que iba a ver, me pareció una trama tremendamente entretenida y llena de embrollo. No tiene altibajos, no hubo ningún momento que me pareciera más aburrido o de «relleno», lo que ayuda a mantener atento al espectador en todo momento, ya que es una sucesión de pequeños diálogos que rápidamente dejan paso a la música y al baile, sin dejar de lado momentos cómicos y también muy emotivos, lo que dota de gran dinamismo a la obra.
En cuanto a los actores-cantantes-bailarines, hay que destacar su versatilidad. Cantan de miedo, a la vez que bailan, sin descuidar sus dotes interpretativas, creo que se ha realizado una muy buena labor de casting en este musical, seleccionando para los personajes un elenco de lujo.
Los momentos corales están llenos de color y energía, a lo que ayuda sin duda el vistoso vestuario (brilli brilli incluido -como diría mi hija- cuando la ocasión lo requiere)
Todo esto acompañado por una banda de músicos en directo, que añade potencia y autenticidad a la interpretación de las canciones y que hacen de esta, toda una experiencia y un musical más que recomendable, un clásico ya imprescindible.