Pepón Nieto protagoniza ‘La comedia de los errores’, una versión libre del auténtico vodevil shakespeariano que exprime al máximo el equívoco.
«Equivocarse es de humanos» o «errar es humano» son dos formas populares de una expresión latina, que toda persona ha pronunciado alguna o varias ocasiones a lo largo de la vida. Del latín, error, –ōris, la palabra error designa una acción desacertada o equivocada, así como un concepto equivocado o juicio falso. En la sociedad actual impera un mensaje incisivo de búsqueda del éxito que condena severamente el fallo. Pero, ¿esto siempre ha sido así a lo largo de la historia? ¿Qué reflejo social transmitían los grandes clásicos sobre el acto de equivocarse?
Tras el éxito de público y crítica en su estreno el pasado mes de agosto en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, llega a Madrid La comedia de los errores, una obra, dirigida por Andrés Lima, donde el enredo y el humor popular se combinan para crear un puro divertimento escénico. Pepón Nieto encabeza el reparto, junto a Fernando Soto, Antonio Pagudo, Avelino Piedad, Rulo Pardo y Esteban Garrido, de un espectáculo que reivindica la belleza de lo equívoco y la libertad de ser, a partir del juego actoral. El montaje podrá verse del hasta el 22 de octubre en la Sala Roja de los Teatros del Canal.
‘La comedia de los errores’ o el festival del enredo
La comedia de los errores, también conocida como La comedia de las equivocaciones, es la obra de teatro con la que William Shakespeare se presenta en sociedad. En aquel momento, el bardo inglés tenía tan solo 25 años y había llegado a Londres para trabajar en la compañía The Theater como traspunte. A finales del siglo XV, la comedia en Inglaterra bebía todavía mucho del teatro medieval y de un marcado imaginario religioso. Con el objetivo de entretener al público, con una fórmula dramática que combinaba un gran dominio del lenguaje escénico, agudeza y ritmo, Shakespeare estrenó esta comedia, que está inspirada en la obra de Plauto del siglo II a. C., Los gemelos.
En la trama, dos parejas de gemelos, de idéntico nombre y apariencia, convierten la ciudad de Éfeso en un escenario dislocado donde vacilan las identidades y los amores se ponen a prueba. La comedia shakespeariana más corta es un auténtico vodevil que exprime al máximo el equívoco, para generar situaciones imposibles de principio a fin donde nadie está hablando con quien cree hablar.
Desde TeatroMadrid hemos hablado con el actor y productor Pepón Nieto sobre la creación de este espectáculo y el significado de la risa y el error en la vida.
Además de actor eres productor de este espectáculo. ¿Cómo te planteaste la idea de abordar una versión de La comedia de los errores? ¿Por qué este título y por qué Shakespeare?
Con mi productora Mixtolobo vengo produciendo desde hace más de 10 años, y esta es la cuarta vez que lo hacemos en coproducción con el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida. Esta vez queríamos hacer una comedia, que la función tuviera largo recorrido y poder después hacer gira, y siempre las cosas funcionan más con la comedia. Y, además, Shakespeare nos gusta muchísimo Es una maravilla y es siempre una fuente a la que recurrir. Esta obra es divertidísima, es como un vodevil de enredo. La primera propuesta que teníamos es que queríamos hacer una fiesta y esta propuesta nos permitía llevarla hacia lo festivo.
«La primera propuesta fue: quiero hacer una fiesta, quiero que la gente se vaya del teatro con ganas de bailar y de divertirse»
Sois seis actores, pero cada uno de vosotros interpretáis a varios personajes en una obra, además, que juega al equívoco de forma constante. ¿Cómo ha sido la preparación de este espectáculo desde el punto de vista de la interpretación?
Hicimos un par de talleres con Andrés Lima con bastante antelación: uno en diciembre del año pasado y otro en marzo, y hasta junio no nos pusimos a ensayar el espectáculo que se estrenaba en agosto. Fue un proceso, en ese sentido, no al uso, porque ya en los talleres surgieron muchas cosas: sobre todo un lenguaje común que nos hacía tener claro desde el principio de los ensayos por dónde ir y desde qué sitio lo queríamos contar. Incluso trabajamos mucho qué personajes hacía cada uno, porque doblamos muchos personajes, y eso nos hizo atacar el trabajo con una mochilita ya en la espalda, teniendo mucha información.
Pepón Nieto, Fernando Soto, Antonio Pagudo, Avelino Piedad, Rulo Pardo y Esteban Garrido protagonizan un espectáculo lleno de fiesta y enredos.
Y siempre fue un planteamiento muy lúdico. Ese concepto de fiesta que desde la primera reunión que tuve con Andrés y con el director del Festival, la primera propuesta fue: quiero hacer una fiesta, quiero que la gente se vaya del teatro con ganas de bailar y de divertirse. Eso también nos hizo abordar el trabajo desde un sitio muy festivo y aportando muchas ideas desde la farsa. Los ensayos fueron muy intensos, porque el espectáculo, aunque parece que es muy loco, funciona como un mecanismo de relojería y sabemos dónde exactamente estamos cada uno en cada momento, aunque pueda parecer todo un disparate. Andrés midió todo muchísimo. Hemos realizado un trabajo muy intenso, pero siempre desde lo divertido y lo festivo.
«No somos perfectos y los errores, al igual que lo fortuito, lo extraño, lo inesperado, la equivocación, componen la sal de la vida»
El director Andrés Lima ha afirmado que en esta obra tanto el error como la ambigüedad se aprecian de una forma sana. Vivimos en una sociedad que penaliza muy severamente el error, el fallo, y que transmite continuamente el mensaje de búsqueda del éxito a través de la perfección. ¿Por qué el ser humano no termina de aprender que el hombre por naturaleza es falible?
No lo sé, pero es terrible porque parece que el error es un fracaso, y creo que tenemos derecho a equivocarnos y a hacerlo cuántas veces haga falta y con la edad que sea. Esta idea de que no puedes fallar a tus padres, a tus hijos, a tus amigos, … No somos perfectos y los errores, al igual que lo fortuito, lo extraño, lo inesperado, la equivocación, componen la sal de la vida. Hace que las cosas no sean monolíticas. Es bueno equivocarse, admitir los errores, cambiar de opinión. Considerar que antes pensaba de esta manera y la vida me ha llevado a pensar de otra forma distinta y reconocer que estaba equivocado y no pasa nada. Eso nos hace ciudadanos más sanos y más libres, y no estar completamente sujetos y encorsetados en lo que se espera de nosotros, en no fallarle a nadie. Es bueno fallar y siempre hay tiempo de volver a levantarse.
¿Qué significado ha tenido el error a lo largo de tu vida?
Cometo errores continuamente y a todos los niveles. En las relaciones personales, en las amistades. No tengo problema en disculparme. No soy orgulloso en ese sentido. Me equivoco con mucha facilidad y con la misma facilidad que me equivoco intento rectificar y no darle tanta importancia, porque hay que seguir viviendo.
Una de las formas más catárticas que tiene el hombre para enfrentarse a sí mismo es hacerlo a través del humor. ¿Qué se esconde realmente detrás de la risa en esta comedia?
El sentido del humor es fundamental; es lo que hace que la vida pase. Necesitamos reírnos continuamente, desconectar. Reírnos de nosotros mismos primero y después de lo que pasa a nuestro alrededor. Con el humor, uno se transforma y transforma las cosas. El otro día escuché a alguien decir que lo contrario a la comedia no es el drama, es el miedo. La comedia nos sirve para vencer los miedos, exorcizarlos y sacarlos de nuestras vidas. En el espectáculo la risa es el vehículo, la manera de contar la historia. La risa ya se convierte en una situación disparatada donde el espectador no sabe qué va a venir después. Es el enganche y es la toma de tierra.
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