Irene Serrano
Irene Serrano es una actriz de teatro española. Es licenciada en Interpretación textual por la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid y en Comunicación Audiovisual por la UCM.
Completa su formación en el Teatro de la Abadía, con Jose Luis Gómez, Vicente Fuentes, Ernesto Arias, Lidia Otón, entre otros; y con profesionales como Carles Alfaro, Fabio Mangolini, Andrés Lima, Roberta Carreri y otros.
Ha trabajado para el Centro Dramático Nacional en Supernormales, dirección Iñaki Rikarte, y La tumba de María Zambrano, dirección Jana Pacheco; como protagonista para la Compañía Nacional de Teatro Clásico en los espectáculos La señora y la criada, dirección Miguel del Arco; La vida es sueño, dirección Helena Pimenta y El desdén con el desdén, dirección de Iñaki Rikarte; y en el reparto de La gran Cenobia y En otro reino extraño, dirección David Boceta; El burlador de Sevilla, dirección de Josep María Mestres.
En la compañía Nao d’amores en Numancia, Nise, la tragedia de Inés de Castro, Comedia Aquilana y Triunfo de Amor, dirigidas por Ana Zamora. También en los montajes Animales nocturnos, de Juan Mayorga, dirigida por Carlos Tuñón; El caballero de Olmedo (el de Lope no, el otro); Lorca al vacío y Günter, un destripador en Viena, de María Velasco.
Forma parte del ensamble de la compañía [los números imaginarios], dirigida por Carlos Tuñón, con la que ha estrenado en los últimos tres años La última noche de Don Juan (Clásicos en Alcalá), Hijos de Grecia (Festival de Otoño), Lear (desaparecer) y La vida es sueño. Auto sacramental.
Actualmente forma parte del elenco de La vida es sueño, dirigida por Declan Donnellan (Cheek by Jowl, La Zona, CNTC).
Huérfanos es un inquietante y sorprendente thriller con momentos de comedia oscura del dramaturgo y guionista británico Dennis Kelly, que cautivó a las crítica y al público en su estreno en Edimburgo. Es una exploración sobre la violencia en sus diferentes formas (la física, la verbal, la emocional, la invisible y la institucional), y cuestiona hasta qué punto estamos a salvo, tanto de sufrirla como de ejercerla.